La Federación de Estudiantes Dominicanos (FED) ha muerto y no hoy porque su presidente (en nuestro tiempo secretario general) saliera en múltiples reseñas periodísticas haciéndole un reconocimiento al procónsul norteamericano en el país sino que murió hace un buen tiempo. Y fue una muerte tranquila la que abatió sus alas, que comenzó en los tiempos en que la generalidad de los estudiantes que antes participaban activamente en sus actividades dándole vitalidad y poder comenzaron a ignorar a esos dirigentes, a separar sus oídos de sus voces.

A no verse como parte de un proyecto que los hacía sentir orgullosos de ellos mismos y de sus dirigentes, sentimiento que nos ha acompañado y nos acompañará hasta la muerte.

Esa fecha inédita hay que buscarla en esa legítima desconfianza para con los que se ungían como cabezas de esa sagrada institución con un apostolado lleno de sacrificio, amor, solidaridad, dolor y sangre.

Después de ese momento del cual la UASD no ha sido ajena, al extremo de que muchos y hasta la fecha para escalar posiciones, han usado hábilmente su cadáver como cosa viva, vino el tiempo del olvido.

Y los estudiantes universitarios de la UASD, ya no sabían nada de la FED, desconocían sus tres grandes luchas fundamentales porque esa universidad entonces de élite, de estudiantes que tenían y podían (algunos a duras penas) vestir de saco y corbata acogiera en su seno a los hijos de machepa, lucha que costó al estudiantado mucho sacrificio; Porque se cambiaran sus estructuras y se modernizaran sus métodos de enseñanza; muchas horas de discusiones, de estudios y de insomnio, para que viviéramos en un país soberano, en libertad, donde la democracia no fuera una democracia conveniente solo a pequeños grupos, y para las mayorías, muertes, apresamientos en masa, golpizas y sufrimientos.

Luchas todas estas que se encontraron de frente con el poder imperial norteamericano que había entronizado y ayudado a mantenerse a Trujillo y que a su muerte recomponía sus fuerzas internas de dominación; y que dirigió al igual que otros casos, el asesinato de Manolo Tavárez Justo con sus compañeros, casi todos estudiantes en la Cordillera Central; que impuso a su pupilo Joaquín Balaguer, el cual trató de estrangularla y permitió como ningún otro que los servicio de inteligencia extranjero participaran no solo como directores sino hasta físicamente en la eliminación de patriotas dominicanos y de estudiantes izquierdistas o clubistas y todo tipo de maniobra para alienar a la juventud.

El olvido abarca la intensa solidaridad del estudiante dominicano con los demás sectores del pueblo (obreros, agricultores, artesanos, etc.); con los damnificados por las represiones, principalmente la balaguerista y por los fenómenos naturales; solidaridad que salía de nuestras fronteras para llegar a todos los pueblos del mundo que luchaban por su soberanía como el de Vietnam que al fin derrotó en el campo de batalla a los invasores estadounidenses. Se olvidan las actitudes de principio que convirtieron a la FED, en un referente de la dignidad nacional para el cual cada dominicano era importante en una lucha que no era mas que la continuación de la de Duarte, Sánchez, Mella, Luperón y Manolo, siendo las contradicciones que se daban en su seno, entre un izquierdismo glorioso y un democratismo sano, y llegando en su papel al extremo, nunca reconocido en toda su magnitud, y llegando en su papel al extremo, nunca reconocido en toda su magnitud de que sobre los hombros de esos estudiantes de entonces con su voz libre «faro de libertad», cayó todo el peso de la represión norteamericana -balaguerista en momentos en los cuales las organizaciones políticas y sus dirigentes se replegaban y se escondían y buscaban padrinazgos en las cavernas mismas de la represión para salvar la vida.

La FED, ese glorioso instrumento de la integración de nuestras mayorías empobrecidas a la educación en nuestro país, de las reformas en la enseñanza y de la lucha por la liberación nacional que es la lucha por el mejoramiento y progreso de cada ciudadano de nuestro país, la FED ha muerto, y este acto bochornoso en el cual los usuarios de su nombre, de sus siglas, festejan por un plato de lentejas al imperio que descaradamente oprime a nuestro pueblo, que mancilla nuestra patria. Mas aún en este momento, en el cual su criminalidad sonroja a la humanidad, lo certifica.