Guaroa Ubiñas Renville – Las elecciones como negocio

Guaroa Ubiñas Renville – Las elecciones como negocio

El montaje electoral supone el movimiento de grandes cantidades de dinero (utilerías, servicios, combustibles, etc.) de todos nosotros por intermedio de una junta electoral que brinda oportunidades desiguales a los contrincantes de manera reglamentada, de empresas y de particulares.

Si juntamos esos dineros con los que se gastan en el mantenimiento de la campaña permanente en que vivimos pautada por relaciones informales o de «influencias» y vemos la gran cantidad de familias involucradas podríamos decir que en nuestro país a falta de una cantidad adecuada de «empleos» y de desarrollo industrial, la compra y la simulación de adhesión así como la hipoteca o alquiler de voluntades para el uso en la «política» de parte de los grupos dominantes y las cúpulas partidarias son un ejercicio tan lucrativo como el que más. De tal manera que las elecciones como los eventos que los partidos en el gobierno organizan, son esperados por cientos de miles de personas como oportunidades para captar dinero al margen de cualquier intensión de progreso de la nación de toda idea de mejoría para la Patria.

Naturalmente como las elecciones son algo en lo que está en juego la salud y el bienestar del conjunto; los protagonistas de estos festivales cubren la impudicia de sus actitudes con numerosos «argumentos» que repiten reiterativamente en un grande e interesante circo, más para beneplácito de sus minúsculos núcleos fanatizados y de sus parciales, y para mantener la teatralidad de todo el proceso, que para captar votos, ya que casi todo el mundo está en el mismo tenor subterráneo (amiguismo, cabildeo ofrecimientos) y los que mantienen una conducta más sana, los que no se venden ni consciente ni inconscientemente, en su gran mayoría votaran por unas de las organizaciones «emergentes» o no votaran por ninguna. Se a desarrollado de tal manera este negocio que existen personas y grupos que cada cuatro años «se venden» en forma de pequeños partidos (al por mayor) a los que creen con mayores posibilidades los cuales los compran complacidos dándose el caso de que al haber dentro de estos pequeños partidos unos que creen que ganara uno y otros que ganara otro se fraccionan y se venden fraccionados. Así como el de pequeñas organizaciones que se agencian el dinero de la junta aparentemente sin otra pretensión que la de sobrevivir.

A esto debemos agregar que este es un negocio que tiene connotaciones internacionales pues para nadie es un secreto que los jefes norteamericanos cuentan con gentes que representan eficaz y plenamente su voracidad. De manera que el negocio de las elecciones esta sustentado en la ignorancia, en la pobreza extrema y la marginalidad, donde reina la premura, y lo imperativo de la supervivencia que no permite a esas mayorías ver o adoptar el camino aparentemente más largo de buscar su bienestar a través del bienestar del gran grupo de todos los pobres, de la Patria sino por el sendero del atajo, directamente, relacionándose con el comprador político, acaso un vendedor de esperanzas que se presenta como amigo, los grupos dominantes que se benefician plenamente del negocio y en la corrupción generalizada de sectores medios económica y socialmente entre los que se cuentan numerosos intelectuales que actúan conscientes de sus bajezas, del daño que causan al país.

Las elecciones que debían ser un acto solemne de la conciencia ciudadana signado por el interés de hacer una Patria donde podamos vivir en bonanza y alegría a sido convertida en una mascarada más en la cual se pretende comprar desde la percepción de la realidad hasta el olvido.

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