Se le consideró el más grande lanzador zurdo de todos los tiempos, de una velocidad meteórica, uno de los más gloriosos atletas nacionales que junto con Juan Marichal, derecho, formó “el binomio excepcional del pitcheo dominicano”.

Fue “un ídolo deportivo” que dio lustre al beisbol criollo, un símbolo que al decir del cronista Félix Acosta Núñez, “paseó el nombre de la República Dominicana con orgullo y patriotismo por los diamantes beisboleros de Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, México, Estados Unidos, dejando una estela de admiración y pundonor, con una trayectoria brillante que marcada por sus maravillosas actuaciones”.

Su nombre era Diómedes Antonio Olivo Maldonado, pero el mundo lo conoció como Guayubín quizá porque se inició como aficionado en el equipo Arroceros de Guayubín, en el pueblo del mismo nombre, en 1942.

El afamado astro de los Tigres del Licey es generalmente exaltado por haberse convertido en el primer lanzador dominicano “en tirar un juego sin hit en la pelota profesional del país, frente al Escogido”, el 29 de mayo de 1954, una semana antes de que “con un single en el noveno acto evitó que Johnny Wright, de las Águilas Cibaeñas, lanzara un encuentro sin hit ni carrera”. En vida confesaba que recordaba ese momento como uno de los más gratos de su vida.

Sin embargo, Guayubín ganó simpatías desde el mismo día que jugó como amateur. El pitcher anunciado para el juego con los Arroceros fue su hermano Pantaleón, pero este enfermó y Guayubín “se encaramó en el box y ponchó 22 contrarios”. Perdió el partido dos por uno“tras un cúmulo de errores de sus compañeros”. El equipo contrario era el Castañuelas.

Sus éxitos continuaron al pasar a los teams de Villa Vásquez, Puerto Plata, La Vega y al Duarte, de San Francisco de Macorís.

Para 1944 “recibió su bautismo internacional en la VII Serie Mundial de Beisbol de Caracas, Venezuela; asistió a los V Juegos de Barranquilla, Colombia; continuó como pitcher estelar “cuando lanzó su primer no hitter con los Leones del Escogido, frente al Licey, en los terrenos del hipódromo”, en 1947.

Pasó al equipo Aguadilla, de la liga boricua; jugó en el torneo profesional de Puerto Rico con el San Juan; estuvo dos años con el Mayagüez…

Luego de su triunfo de 1954 defendiendo los colores del Licey contra Pedro Contreras y Enrique Reynoso, del Escogido, y de jugar en Venezuela y Nicaragua, firmó con los Sugar Kings, los Diablos Rojos y el Poza Rica.

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“En 1959 obtuvo el título de Campeón Pitcher en México, ponchando a 233 bateadores en 347 entradas lanzadas”, publicó Listín Diario. En 1960 y 1961 “terminó con 7-9 y 11-7 con el Columbus para ganarse el título de más valioso de la Liga Internacional Triple A”, añade.

Otro laurel fue su debut en Grandes Ligas, el cinco de septiembre de 1960 a los 41 años, con el Pittsburgh, “en el cuarto inning de un juego en que reemplazó a Bob Haddix”.

Olivo “llegó a la Gran Carpa a la edad en que muchos ya se han retirado, pero se hizo sentir y llegó a ser considerado para los honores de novato del año 1961”.

En 1962 terminó “con cinco juegos ganados y uno perdido y efectividad de 2.79. Pasó luego a los Cardenales con Dick Groat, perdiendo cinco partidos en rol de relevo. Volvió a las menores, pero no perdió sus esperanzas y el 22 de julio de 1963 logró su tercer no hitter para el Atlanta y contra la novena de Toronto”.

Se retiró en 1964. Fue exaltado al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano en octubre de 1973.
“La Montaña Noroestana”. Así bautizó Acosta Núñez a su compadre Diómedes, quien nació el 22 de enero de 1919 en Copey, Montecristi, hijo de Emilio Olivo y Juana Maldonado.

Estuvo casado con Olga Chávez, madre de sus hijos Pedro Antonio, Olga Aminta y Guillermo Federico Olivo Chávez. Guayubín también era el padre de Gilberto Rondón.

Falleció el 15 de febrero de 1977 víctima de un ataque cardíaco complicado con edema pulmonar.
A la hora de su muerte se desempeñaba como subsecretario de Deportes y Regidor del Ayuntamiento.

La calle

El 23 de noviembre de 1988, el Ayuntamiento del Distrito Nacional designó con el nombre de Guayubín Olivo la calle principal de la urbanización Vista Hermosa, del kilómetro siete y medio de la carretera Mella.