Bombas rusas y ucranianas han destrozado los cimientos de la sede de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York durante su Asamblea General número 77, y la sangre y la pólvora dominan los discursos.
En la misma inauguración de las exposiciones el secretario general de la entidad, Antonio Guterres, citó los estragos de la pandemia, los males climáticos, la crisis económica, pero hizo un especial énfasis en la guerra de Ucrania. Y luego sentenció: “el mundo está en peligro”. Subrayando que en Ucrania, Rusia ha desatado “una destrucción generalizada con violaciones masivas de los derechos humanos”
En la ONU y por video también tronó el presidente ucraniano Volodímir Zelenski quien llamó a castigar a Rusia. También retumbaron las palabras del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien dijo que Rusia busca borrar a Ucrania del mapa y llamó a colaborar más con los ucranianos. Los discursos de los líderes de Europa también condenan a Rusia.
Y en medio de alertas y amenazas el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anuncia el reclutamiento de 300 mil reservistas para reforzar la guerra y retoma su discurso apocalíptico sobre las armas nucleares. Decisiones, que según analistas, muestran una escasez de estrategia por parte del zorro del Kremlin. Se dice que Putin apostó por una acción rápida en Ucrania al estilo de la “toma de Crimea en 2014” y no siete meses de fuego. Pero Zelenski le ha salido un hueso duro. Y mientras su canciller Serguei Lavrov se mantiene en silencio en la Asamblea, Putin luce solo en la ONU, y con un tibio apoyo de China.