¿Guerra de encuestas o guerra política total?

¿Guerra de encuestas o guerra política total?

RAFAEL ACEVEDO
La cantidad de desmanes que ha cometido el actual gobierno, tanto el Presidente, personalmente, como cualquiera de sus personeros, debería ser suficiente para que cualquier partido de oposición con una matrícula mediana y un candidato relativamente atractivo, barriera con el PLD y su candidato, en las elecciones de mayo.

Incluso, un Eduardo Estrella, con imagen de probidad y buen currículum, debería estar más alto en las encuestas.

En cualquier encuesta creíble, la valoración de la economía y de la gestión del actual gobierno tienen una carga negativa mayor que la positiva, y se muestra un panorama social y económico que lo menos que debería aspirar la población es a un cambio radical de gobernantes.

Pero el dominicano no es un mercado de electores que buscan lo mejor para su país, sino de votantes oportunistas que en el mejor de los casos no quiere echar su voto a alguien sin posibilidades. Puesto que, en general, se trata de un mercado o negocio manejado por tres grandes corporaciones político-económicas, y la política en nuestro país es una lucha cuasi-sangrienta, derrochadora de honras ajenas y colmada de mentiras y medias verdades, siendo cada bando capaz de casi cualquier trapacería y delito que en los medios de comunicación se aventuran.

A mi, personalmente, me costó bastante entender la naturaleza de lo que realmente ocurre, y cometí la ingenuidad de apersonarme en un programa de radio en que atacaban la honestidad mía y la credibilidad de la encuesta que produce la empresa que yo dirijo, creyendo que los actores del programa se convencerían cuando los confrontara de un modo civilizado y decente, explicándoles la verdad. Para mi fue una sorpresa no pequeña ver que esta gente no se quería convencer por más que les dijera y les mostrara. Tampoco pensé que podía existir tanta cobardía y tanta infamia juntas. Pero la mayor sorpresa la tuve al salir del estudio de radio, cuando uno de los que me detractaba se me acercó y me dijo sin una sola seña de enfado: “Acevedo, esto no es personal”; tras lo cual, y mientras otro me sonreía afable, escuché la voz del mayor de ellos, que salía en su automóvil, con un acento claramente afectuoso que me decía, “adiós Rafaelito”. Otro día volví a la emisora a defenderme de otra barrabasada, y me fue peor.

Así, finalmente entendí que estos ataques no son por motivos personales, ni tienen nada que ver con mi persona, sino de que en cada elecciones, a causa de mi credibilidad propia y la de Gallup, soy para unos obstáculo, y para otros fortaleza. En su guerra, unos por derrocar y el otro por reelegirse, todos, turnándose en cada elecciones, unos y otros, han abusado de nuestra posición de imparciales encuestadores.

Se trata, pues, de una guerra, y como dijo Churchill, en una guerra lo primero que se pierde es la verdad. Que en este caso es de valor sólo para unos pocos electores no aclientelados. A los políticos no les interesa la verdad, aunque el peor enemigo de una encuesta seria son los agoreros de los programas de radio y TV, quienes quieren tener el monopolio de decir quién puede ganar, y peor, los comunicadores a sueldo de cada sector, cuya misión es destruir la encuesta que dé como probable perdedor a su candidato.

Es una guerra en la que se invierten muchos millones, propios y ajenos; sucios, limpios y lavados; que no tiene misericordia. Y los guerreros: políticos, empresarios, comunicadores, vividores y gente que se la busca; no están bromeando, ni les importa la verdad, ni el honor de nadie, y menos la credibilidad de una encuesta que les pronostique su infortunio.

 Personalmente lo siento mucho, pero para mí, que me considero más bien un guerrero espiritual, mi guerra no es personal ni contra prójimos. Mi lucha es por la Verdad que nos hace libres, y con la ayuda del Señor, por el bien de mi país y de aquellos de quienes soy responsable. Por lo demás, Dios mediante, el 17 de mayo, como en otras ocasiones, nos veremos.

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