Guerra retoma fuerza

Guerra retoma fuerza

BAGDAD (AFP).- Al menos 190 personas murieron ayer, miércoles, en una serie de atentados con coche bomba en Bagdad, 140 en un mercado popular, lo que supuso un mazazo al plan de seguridad desplegado en la ciudad por las fuerzas iraquíes y estadounidenses.

Los terroristas se cebaron con Al Sadriya, sector de mayoría chiita en la orilla oriental del Tigris, en cuyo mercado ya pusieron un camión bomba en febrero.

Según el último balance del ministerio de Defensa, al menos 140 personas murieron y 155 quedaron heridas. Hace tres meses hubo 130 muertos y 305 heridos.

El atentado de este miércoles, de los más mortíferos en lo que va de año, dejó un cráter de dos metros y la explosión fue oída a varios kilómetros de distancia.

Algunos habitantes, encolerizados, gritaron «¡abajo Maliki!», en alusión al primer ministro Nuri al-Maliki. «¿Dónde está el plan de seguridad?», clamaban también.

Los mercados son un blanco recurrente de los terroristas, y suelen atribuirse a extremistas sunitas en la espiral de violencia sectaria contra los chiitas, que son mayoría en el gobierno y en las fuerzas de seguridad del país.

El portavoz militar estadounidense, el general William Caldwell, declaró este miércoles que las tropas construyeron muros para intentar proteger estos lugares, pero que siguen resultando vulnerables a los coches bomba.

En Sadr City, el gran barrio chiita de la capital, otro coche bomba lanzado contra un puesto de control del ejército dejó 28 muertos y 44 heridos, según los servicios de seguridad.

Un tercer coche bomba explotó en el barrio de Karrada, en el centro de la ciudad, y provocó 11 muertos y 13 heridos. También en el centro, tres personas fallecieron por la explosión de un artefacto casero colocado en un coche que estaba estacionado.

Y al suroeste del núcleo urbano, cuatro agentes perecieron cuando un kamikaze se hizo estallar en su coche bomba al paso de una patrulla policial. Seis civiles quedaron heridos.

Otro atentado suicida con coche bomba, en el barrio sunita de Sadiya, mató a dos policías y a dos civiles.

Estos atentados sacudieron a la capital iraquí a pesar del plan de seguridad «Imponer la Ley» lanzado el 14 de febrero pasado, que prevé el despliegue en Bagdad de 90.000 soldados estadounidenses antes de la mitad del año.

Fuera de la capital, en Tikrit (180 km al norte de Bagdad), hombres armados mataron a cuatro personas, entre ellas el hijo de un alto responsable del ministerio iraquí del Interior.

De gira por la región, el secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates, declaró en Tel Aviv que Estados Unidos está determinado a seguir adelante con el plan de seguridad de Bagdad, a pesar de los atentados.

Antes, en El Cairo, predijo «un impacto negativo sobre la seguridad y la prosperidad en cada uno de los países de Oriente Medio» si se produce «un desmoronamiento» en Irak.

Mientras, su presidente George W. Bush tenía previsto reunirse en Washington con los adversarios demócratas de su gobierno, quienes con la mayoría parlamentaria quieren imponer la retirada de las tropas a partir del año que viene.

Así las cosas, quedó eclipsado el traspaso del control de la rica provincia petrolera de Misan (sur) por las fuerzas británicas a las autoridades iraquíes, la cuarta de 18 provincias del país de las que se hace cargo Bagdad.

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