Guerras comerciales: difíciles de ganar, fáciles de perder

Guerras comerciales: difíciles de ganar, fáciles de perder

Eduardo Klinger Pevida

Desde su primera estancia en la Casa Blanca la obsesión de Trump es China, gigante que ha hecho en algo más de 40 años lo que las grandes potencias requirieron siglos. Nación, además, ante la cual pierde competitividad y padece de dependencias estratégicas.

El equipo de asesores del que se ha rodeado Trump, cuestionado por parte de la prensa, no intenta explicarle los riesgos, probablemente porque ellos mismos no los entienden.

El presidente está convencido de que el déficit con China le da ventajas partiendo del error conceptual de que el comercio es un juego de suma cero cuando lo lógico es que sea ganar-ganar.

Adam Posen, presidente del Instituto Peterson de Economía Internacional, alerta de que China parte con ventajas. En un artículo reciente publicado bajo el título “Las guerras comerciales son fáciles de perder”, decía:“Es China quien domina la escalada en esta guerra comercial. EE UU recibe bienes vitales de China que no pueden ser sustituidos a corto plazo o fabricados en el país a un coste que no sea prohibitivo.

Reducir esa dependencia de China puede ser una razón para actuar, pero librar la guerra actual antes de hacerlo es una receta para una derrota casi segura, con un coste enorme. O dicho en términos de Bessent: Washington, y no Pekín, está apostando todo a una mano perdedora”. (Scott Bessent es secretario del Tesoro).

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China se enfrenta a EEUU, pero Washington contra el mundo. Muchos advierten que Beijing dispone de herramientas con las que puede hacerle daño a la economía estadounidense. Pero desde la Casa Blanca insisten en provocar aún más a China. Ahora pretenden sancionar la flota naviera china que representa el 25% de la flota mundial.

En el Congreso los trompistas barajan cobrarle un millón de dólares a cada barco chino que entre a puerto norteamericano. Alegan que es un abuso de que China disponga de una capacidad de 23 millones de toneladas de capacidad de construcción naviera y EEUU sólo de 100 mil toneladas. ¿China no va a responder? Razonable el objetivo de elevar la competitividad de las empresas estadounidense y crear empleos, pero pretender frenar la ciencia, tecnología y desarrollo chinos es equivocado. Ni uno ni otro pueden bloquearse.

Xi Jinping insiste en que una guerra comercial no deja ganadores, pero no tiene alternativas sino luchar hasta el final. Sabe no puede perder.

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