Guerrera aún en el atardecer

Guerrera aún en el atardecer

Fuente externa

Decir, hacer

A Roman Jakobson

Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.

Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.

Es un hacer
que es un decir.

La poesía
se dice y se oye:
es real.

Y apenas digo
es real,
se disipa.

¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.

Teje reflejos
y los desteje.

La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.

Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.

Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.

Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.

Octavio Paz

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Escribo este Encuentro, en un momento íntimo en mi refugio montañés, en el cual solo escucho el silencio y algún pajarito trinar al compás del viento. Nada más hermoso que esa paz de ensueño, que nos permite el diálogo interno sin interrupciones.

Escribo al atardecer, cuando el sol se está ocultando y sus rayos celosos compiten con la luna, me encanta contemplar ese enfrentamiento natural de sol y luna, regalándonos un espectáculo único como es la vida al momento del atardecer existencial. Vivo ahora mismo en ese eterno debate entre el deseo de hacer y el placer de ser; dedicarme a la contemplación, a la escritura sin prisas, sin pautas y sin dueños.

Tener más tiempo para salir con los nietos y disfrutar de sus energías.

Quizás sea un debate interno etéreo y tonto. Me conozco, abandono todo lo que estoy haciendo y buscaría mil cosas para llenar el tiempo, y en medio de mi vorágine, volvería a lamentarme de tener mayor tiempo para la contemplación y el placer de ser y disfrutar.

¿Por qué entonces me abro ante ustedes en este eterno debate existencial? No lo sé. Quizás porque siento a veces que mi alma tiene prisa para el NO HACER. Mi alma insiste y le he explicado mil veces que la inacción no es parte de mi naturaleza, y que el tiempo sin prisas ni objetivos no me convencen.

Prefiero llenar mi días de horas intensas escribiendo algún libro; buscando por doquier aquel dato que no encuentro o confirmando o reconfirmando una fecha, una afirmación o una pesquisa. Lo he dicho antes, el historiador es una especie de Sherlock Holmes que busca las pistas para, con pruebas en las manos, ofrecer conclusiones y afirmaciones. Ese proceso me apasiona y me llena de vida; como cuando no sé cómo enfocar un tema, o no tengo la suficiente información para orquestar un discurso coherente; primero es la angustia después la satisfacción una vez aparece una idea de cómo abordarlo; entonces nadie es más feliz que yo.

Prefiero llenar mis días de actividades para ayudar al país. Me han preguntado mucho, familiares y amigos, por qué decidí, en este momento de mi existencia; a mis 67 años, tiempo de irse a descansar, acepté asumir el reto de la reforma y todo lo que esa decisión supone e implica.

He respondido con una simple respuesta: prefiere HACER y tratar de producir los cambios, y no solo CRITICAR. Tengo FUERZAS TODAVÍA PARA LUCHAR POR LO QUE CREO. Solo espero que este esfuerzo tenga efectos positivos, consciente de que los procesos educativos no son de corto plazo.

Todavía tengo fuerzas para seguir coordinando el Doctorado en Historia del Caribe que está dejando sus frutos; busco siempre el tiempo necesario para coordinar otros programas académicos en PUCMM, porque amo ser maestra, porque es mi esencia, porque es de los placeres que nunca terminan.

Ya lo tengo decidido: seguiré en mis luchas y faenas hasta que llegue el momento de la partida; hasta que mis fuerzas se agoten. Continuaré buscando los momentos de la contemplación, porque adorar mis orquídeas me da paz y felicidad. El tiempo con mis amigos y familia no se negocia, siempre aparece un momento para disfrutar de los que te quieren. Entonces ¿cuál es el dilema? NINGUNO.

Vivo mi atardecer existencial, mi otoño vital, como la quinceañera que soñaba por un mundo más justo y humano; como la joven mujer que trabajaba 18 horas al día, tratando de dar de sí en todos los ámbitos, especialmente como maestra. Y como la adulta envejeciente que sin tener las mismas fuerzas y capacidad de aguante, tiene los bríos de seguir emprendiendo nuevos caminos.

Soy lo que soy y no puedo, aunque quiera, cambiar.

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Mujer Guerrera
poema de Oxkarfa

“Alegra Nuestra Existencia
Vaya Que Tremenda Tristeza
Sería Vivir Esta Vida
Si Ella No Estuviera Aquí
En Medio De Nosotros
La Sonrisa No Estuviera En Mi Rostro
Ni En Mi Cuerpo El Amor
Tampoco Esta Canción
Que Una Noche Salió
Para Hablar De Ti
De Tu Nobleza y Entereza
Mujer Guerrera.”

Todos Los Días Se Levanta
Empuña Su Espada
Su Corazón Prepara
Para Lo Que Le Espera:
Afrontar Mil Batallas
Como Una Guerrera

Ya Han Salido Aquellos Tontos
Convencidos Que Pueden Lastimarte
Tantas Veces Como Quieran
Se Equivocan Si Piensan
Que Contigo Lo Van a Lograr
Se Van a Estrellar Cuando Vean
Si Es Que Tienen Capacidad Para Ello
Que Tu No Eres Un Objeto
Eres Más Que Un Hermoso Cuerpo
Más Que Sentimiento En Paciencia
Eres Un Corazón En Potencia
Aquella Que Demuestra
Que Eres Gran Valor
Que Estás Llena De Amor
Y Por Nada Vas a Permitir
Que Alguien Se Burle De Ti
Tus Lagrimas Fácilmente Vayan a Caer
Ni Tus Cosas Valiosas Se Echen a Perder

No Te Das Por Vencida
No Conoces La Derrota
Eres Reconocida
Por Ser Una Luchadora
Porque No Te Dejas Vencer
Valerosa y Valiente Mujer

“Mujer Nunca Lo Olvides
Como Guerrera Tu Puedes
Seguir Luchando Hasta Alcanzar
Tus Metas, Tu Paz, Tu Felicidad.”

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