El veterano periodista Miguel Guerrero, quien le renunció al Presidente Leonel Fernández como director de Prensa de la Presidencia en el primer período de Gobierno 1996-2000, consideró ayer que es clara la preferencia del mandatario por la prensa extranjera y su resistencia a encarar a los periodistas locales sobre los temas de actualidad.
Dijo que se pueden contar con los dedos de una mano, y sobrarían, las veces que en sus diez años de Gobierno el Presidente ha ofrecido ruedas de prensa. Me refiero a encuentros reales con los medios, no a las reuniones escasas que ha tenido con periodistas cuidadosamente seleccionados para hablar sobre temas específicos. Entiendo que él incurre en un error que en algún momento le será costoso, subrayó.
Consideró inexplicable que un hombre de sus condiciones, instruido, con ya vasta experiencia en los asuntos de Estado, se resista a encarar a la prensa sobre los temas de actualidad, que inquietan al país.
Cree que tal vez se deba al temor de enfrentar preguntas difíciles acerca de situaciones difíciles respecto de las cuales no tenga respuestas satisfactorias.
Guerrero dijo que obviamente, el Presidente adora los escenarios internacionales y siento curiosidad por saber si en efecto, como señalan sus críticos, pudiera estar creyéndose que el país le queda chico.
Dijo que los asesores extranjeros en comunicación del mandatario quizás piensan que eludiendo sistemáticamente a la prensa se evade los problemas, cuando la realidad es que su resistencia a hablar con los periodistas pudiera ser una expresión tácita de desprecio por una prensa aferrada tercamente a los niveles de independencia y crítica que el ambiente nacional y la propiedad de los medios le permiten. Dice que en uno de sus contados encuentros con los medios solo faltó un ¡Hurra, señor presidente!.
La frase
Miguel Guerrero
Su preferencia por la prensa extranjera es clara. Y se debe al hecho de que en ese ambiente los aires le resultan más tranquilos y puede explayarse en los temas internacionales, sin necesidad de responder a cuestionamientos de política doméstica.