KAMPALA (EFE).- Al menos 56 personas, incluidos dos soldados, murieron ayer jueves durante un ataque del movimiento integrista cristiano Ejército de Resistencia del Señor (ERS), contra un campamento para refugiados en el norte de Uganda, informaron fuentes gubernamentales ugandesas.

Los milicianos del ERS atacaron esta madrugada un campamento de refugiados en la localidad de Abia, a 370 kilómetros al noroeste de Kampala, la capital, según confirmó a EFE J. Eremu, funcionario de la administración local.

Otras ochenta personas resultaron heridas en el ataque de los guerrilleros, añadió Eremu, quien subrayó que en el campamento de Abia viven cerca de 10.000 desplazados que han huido de sus aldeas para evitar las incursiones armadas del ERS.

Portavoces de una misión católica en el área precisaron que en el ataque habían participado unos 300 guerrilleros que utilizaron fusiles, ametralladoras y morteros, así como machetes y otras armas blancas contra los civiles.

Los soldados, que defendían el lugar, tuvieron que replegarse ante la superioridad numérica de los rebeldes, que antes de retirarse incendiaron una decena de viviendas, agregaron las fuentes.

El ataque fue confirmado por portavoces militares, que afirmaron, sin embargo, que las víctimas mortales eran una veintena, aunque había una cifra similar heridas de gravedad.

Las fuerzas gubernamentales ugandesas lanzaron recientemente una ofensiva contra las milicias del ERS y anunciaron que podrían enviar tropas al sur del vecino Sudán, donde los rebeldes tienen sus bases de retaguardia.

El presidente ugandés, Yoweri Museveni, advirtió el 26 de enero pasado que no habrá un cese de hostilidades entre sus tropas y los rebeldes a menos que éstos acepten acuartelarse en varias posiciones a lo largo de la frontera sudanesa, acordadas durante los contactos preliminares entre ambas partes.

En su discurso de conmemoración de sus 18 años en el poder, Museveni dijo que «los cinco comandantes principales del ERS morirán si no se rinden» durante la amnistía declarada recientemente por el Gobierno.

«La amnistía ha sido extendida por tres meses y los comandantes rebeldes, especialmente Joseph Kony (el líder del ERS) y su segundo, Vincent Otti, deberían aprovecharla y rendirse, pues de lo contrario tendrán lo que se merecen», advirtió Museveni.

Kony, un antiguo seminarista católico, combate contra las fuerzas gubernamentales desde 1998 para imponer un régimen gubernamental basado en los Diez Mandamientos bíblicos.

«Contactos y diálogo sin una tregua pueden llevarse a cabo en cualquier lugar (fuera de Uganda), pero un cese de hostilidades sólo será respetado (por las fuerzas gubernamentales) si los bandidos se rinden», afirmó el jefe de Estado ugandés.

Pese a las advertencias gubernamentales el ERS ha recrudecido sus ataques contra la población civil del norte y nordeste ugandés.

Las incursiones van acompañadas usualmente con el secuestro de niños, que el grupo rebelde utiliza, bajo amenaza de muerte, como soldados y niñas, a las que convierte en sirvientas domésticas y esclavas sexuales de sus guerrilleros.

El conflicto civil ugandés ha causado la muerte de decenas de miles de personas y forzado el desplazamiento de cerca de 1,5 millones de pobladores de la zona norteña del país, que ahora viven hacinados en campamentos para refugiados y dependen de la asistencia alimenticia internacional para sobrevivir.