Guerrillas en «Manolo» en tiempos de Guerra Fría

Guerrillas en «Manolo» en tiempos de Guerra Fría

DIÓGENES CÉSPEDES
La penetración de agentes de la CIA y de informantes criollos en los partidos de izquierda fue una estrategia exitosa, especialmente en el caso del 14 de Junio para acorralarlo y forzarlo a levantarse en armas contra el Triunvirato y llevar a cabo el proyecto de asesinar a Manolo Tavárez y a los otros líderes que pudieran, luego del fracaso de la guerrilla, asegurar la supervivencia del 14 de Junio.

Es a través de toda esta intrahistoria secreta que el narrador guía al lector y le introduce en las reuniones donde se debatieron los dos puntos centrales y opuestos de los bandos en pugna, los miembros de la Infraestructura, llamados los supersabios, y los de las tendencias moderadas y conciliadoras, llamados despectivamente los flojos, cuyo propósito era el de impulsar el crecimiento del partido a escala nacional y esperar, con la crisis que produciría el golpe de Estado en contra de Juan Bosch, la agudización de las contradicciones de clases, creadoras de lo que los catorcistas llamaban en aquella época la maduración de las condiciones subjetivas y objetivas.

El líder de los supersabios era Polo Rodríguez. Le seguían en mando Fidelio Despradel Roque, Juan Miguel Román, Máximo Bernard, Luis Genao Espaillat, Roberto Duvergé y Rafael Cruz Peralta.

El grupo de los «flojos» lo lideraban Jaime Durán Hernando y Hugo Toyos, «apoyados por Fafa Taveras y Jorge Botello». (p. 414) Las posiciones de los flojos coincidían con las de todos aquellos que consideraron, luego del gigantesco acto del parque Independencia, que el partido no estaba preparado para iniciar la lucha guerrillera. Esas posiciones de los flojos coincidían, estratégicamente, con la del líder del partido y todos los que le seguían y admiraban sin límites, especialmente los miembros de la familia: Leandro Guzmán, Doña Chea viuda Mirabal, Ricardo Socías y hombres lúcidos como los doctores Ángel Concepción, José Antonio Constanzo, Emilio Cordero Michel y connotados líderes medios.

Una lucha sorda se entabló entre los supersabios y los flojos y como dijo Juan Bosch, al analizar el comportamiento de la pequeña burguesía, el chisme y la violencia son los rasgos que la caracterizan en la lucha política. La novela de Dila muestra esta práctica palmaria por parte de los supersabios en el enfrentamiento con los flojos: «Al día siguiente [a Manolo] lo visitaron en el partido los catorcistas de Montecristi, Santiago y Barahona. Vinieron a saber si era verdad, como les había dicho Luisito [Genao Espaillat], que él era el secretario de organización y Fidelio el general.

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