Guía emocional para padres

Guía emocional para padres

¿Su hijo está decaído, se enfada por cualquier cosa o tiene celos de su hermano y ya no sabe qué puede hacer? El profesor Fernando Alberca explica cómo interpretar las emociones de los niños y enseñarles a gestionarlas para que puedan ser felices.

Alberca comenta que, por lo general, los adultos no hemos recibido una adecuada educación emocional y, a menudo, no sabemos diferenciar emociones y sentimientos.
En este sentido, el profesor explica que una emoción “es una agitación en el interior (con manifestación externa) involuntaria pero consciente. Por ejemplo, el miedo, la ira o la euforia”. Los sentimientos, en cambio, son voluntarios y, en palabras del especialista, “están en un lugar superior a las emociones”.
Así, señala que sentir egoísmo es algo involuntario y, por lo tanto, es una emoción. Sin embargo, ser egocéntrico (sentimiento) es voluntario. De igual modo, la emoción del asombro es involuntaria, mientras que sentir admiración (sentimiento) por algo o por alguien es voluntario.
Trece grupos emocionales. El especialista sostiene que existen cuatro emociones básicas que han ido evolucionando y formando variaciones hasta dar origen a 13 grupos emocionales distintos, con un total de 41 emociones y 19 sentimientos. Estas emociones básicas son: miedo, tristeza, ira y alegría.
Alberca compara nuestras emociones con una montaña en cuyo valle estarían el miedo y la tristeza, en la falda, la ira y en la cumbre, la alegría.
El camino hacia la cima se recorre paso a paso desde el valle hasta lo más alto, de modo que para experimentar una emoción es necesario conocer las anteriores. “Todas y cada una de ellas son necesarias para conquistar la cumbre, el Everest de nuestra emoción y, en buena parte, de nuestra vida”, destaca.
El miedo consiste en una reacción ante lo que consideramos que es un verdadero peligro. Está formado por el individualismo y el temor. “El primero normalmente pasa desapercibido como emoción pero, sin duda, es la base que explica muchos de los comportamientos y manifestaciones emocionales de nuestros hijos”, expone el profesor. El individualismo es la tendencia a opinar, pensar y actuar sin tener en cuenta a nadie, considerando que no deben someterse a las normas que afectan a otros, incluso a las que todos deben cumplir a su edad.
Está formado por el egoísmo, el orgullo, la susceptibilidad, la vergüenza, el complejo, la timidez, el egocentrismo, el narcisismo, el perfeccionismo y la posesión.
El conocido egocentrismo. En lo relativo al egocentrismo, Alberca destaca: “a partir de los tres años y, al menos hasta los siete, es necesario que los hijos aprendan que no son el centro de la familia, excepto en días especiales como el de su cumpleaños o el de los Reyes Magos”.
Sobre la posesión, el profesor indica que algunos niños consideran que los demás viven para ellos, les pertenecen, son su posesión. Por lo tanto, son capaces de amenazar o atemorizar con agresividad o chantaje emocional si no se atienden sus deseos. “Dentro del sentimiento de posesión estarían los celos”, apunta. Por otro lado, el temor, que también forma parte de la emoción básica del miedo, está compuesto por la inseguridad, la ansiedad, el terror y el pánico.
Para enseñar a gestionar el miedo, Alberca aconseja no solucionarles a los niños los problemas que ya pueden resolver ellos solos. “La sobreprotección les hace tiranos, individualistas e infelices”.
Otra de sus recomendaciones es no concederles lo que pidan si lo hacen de malos modos. Explica el especialista, quien es autor de “Cómo entrenar a su dragón interior” que esto es especialmente importante entre los tres y los siete años, pues a esta edad los niños ensayan lo que repetirán entre los 12 y los 18.
Asimismo, afirma que hay que halagar las cosas buenas que tiene y hace el niño; subraya que el halago es el mejor antídoto contra la vanidad.

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