Guía para la acción

Guía para la acción

1.      Los reportes son coincidentes: los controles militares y migratorios son escasos. Si se activo el plan de contingencia para enfrentar un súbito incremento de los flujos migratorios, en los hechos no está funcionando…. y eso es muy grave.

2.      Las Fuerzas Armadas – que han estado sometidas a muchos y severos cuestionamientos –  tienen una misión que cumplir – velar por la integridad territorial y la soberanía nacional-  cuyo fundamento es un mandato constitucional supremo, imperativo, sagrado.  Si no lo cumplen estarán poniendo en entredicho su propia razón de ser, y lo que es más grave la existencia de la nación. Ojala que no tengan “que llorar como mujeres lo que no supieron defender como hombres”….y con ellos todos los dominicanos.

3.      El gobierno dominicano debe exigir de la comunidad internacional, y en especial del gobierno norteamericano, garantías de la integridad territorial de la República. Esa debe ser una condición esencial, inexcusable, para seguir asumiendo en las actuales circunstancias el rol de canalizador fundamental de las ayudas de emergencia  a Haití. Las tropas de la Minushta y en particular la de los Estados Unidos, deben asumir el control y vigilancia de la frontera desde el lado haitiano. No debemos seguir pasando con fichas.

4.      Estados Unidos quiere que República Dominicana siga desempeñando el rol de estado pivote de Haití. Aunque muchos vean en ello una gran oportunidad de protagonismos y negocios, esa fórmula comporta serios riesgos, sobre todo si las naciones que más pueden y deben auxiliar a Haití vuelven a sentir la tentación de evadir sus responsabilidades, recortar sus compromisos con la reconstrucción de las bases de la nación  haitiana. Lo que a su vez seria estimulado por la percepción de un estado vecino tan bien dispuesto a cargar con tamaño problema. ¡Ojo al Cristo!

5.      El fideicomiso internacional no procede porque la carta de Naciones Unidas no permite que esta figura sea aplicada a los estados miembros. Sin embargo, la situación objetiva de Haití, sobre todo después del 12 de enero, no garantiza un ejercicio del autogobierno eficaz, estable, congruente con la complejidad de la misión de  reconstrucción. El problema más arduo será  el encontrar una fórmula de gobernabilidad trascienda la urdimbre de intereses menudos de las ong`s, los negocios  de reconstrucción, las reivindicaciones radicales, las formulas  de integraciones  absurdas. Quizás, un cogobierno internacional- nacional sea la solución, hasta que esa desdichada nación se levante del estado de postración en que se encuentra.

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