Guillermo Caram – Consenso reformista

Guillermo Caram – Consenso reformista

Ahora que la JCE ha aceptado la candidatura que el oficialismo reformista presentara al margen de las disposiciones legales vigentes, que los dos ex -vicepresidentes de Balaguer han declinado ser postulados por razones diferentes y que la ley de lemas para algunos vista como mecanismo de reunificación reformista, ha salido de agenda; se impone más que nunca un consenso partidario para que el PRSC pueda cumplir adecuadamente con sus responsabilidades frente a la nación: convertirse en un factor determinante del equilibrio y la moderación en el ejercicio del poder; equilibrio y moderación que constituyen pre requisitos para restablecer y mantener la armonía que se requiere para hacer gobernable la nación y para retomar el ritmo de crecimiento económico y mejoramiento social que observamos durante los últimos años.

Sólo mediante un consenso entre reformistas se puede subsanar los vicios de legitimidad y legalidad que presenta su candidatura, luego de emanar de unas primarias cuestionadas, de ser proclamada indebidamente en contra de las disposiciones e los estatutos del PRSC y aceptada en base a una decisión complaciente de la JCE; organismo que le dispensó arbitrariamente el cumplimiento del indispensable requisito de celebrar la convención de delegados que manda la ley.

Sólo mediante un consenso, una candidatura reformista podrá repuntar en unas elecciones que hasta el momento se polariza entre los detentadores de los gobiernos no reformistas que ha dispuesto la democracia dominicana de la época contemporánea.

Sólo mediante un consenso se puede borrar la amarga percepción que ha dejado en la ciudadanía, la aceptación, por parte de la JCE, de una candidatura sin cumplir los requisitos convencionales establecidos en la ley, y de que el reformismo post balaguerista sigue siendo cómplice y corresponsable de los atentados que el presente gobierno incurre sobre el interés nacional; en éste caso centrado en la posibilidad de cometer de fraudes para retener el poder, puesto que si se acepta pasivamente la posibilidad que los jueces electorales pueden violar la ley electoral que juraron cumplir y hacer cumplir, la vía del fraude se hará mas expedita, especialmente a la hora de contar los votos y proclamar el candidato triunfador.

Y sólo mediante el consenso reformista se evitará que una buena parte de sus dirigentes y seguidores se mantengan en las gradas del proceso electoral; exponiendo a la nación a que la polarización que se observa en el presente se agudice hasta extrapolarse al ejercicio de gobierno, viabilizando que candidatos y partidos irreconciliables se disputen el favor de la opinión pública y la ciudadanía hasta alcanzar los dos primeros lugares en la contienda electoral; afectando con ello la gobernabilidad de la nación.

La reciente actitud asumida por los principales opositores de la candidatura proclamada por el oficialismo reformista, de no concurrir al proceso electoral luego de agotar en vano todos los recursos legítimos y legales a su alcance, incluyendo los de emprender acciones institucionales puesta en manos de abogados que muchos han calificado como de causas perdidas, justifica y facilita la búsqueda del consenso entre reformistas; consenso que, por la razones precedemente descritas, tiene que ser ahora indefectiblemente propiciado por la cúpula del PRSC: para su propio bien, para el bien de la organización y para el bien de la Patria.

De no hacerlo, cargarían con la responsabilidad de dejar en manos de candidatos y partidos archirivales, hasta ahora con clara notaciones de irreconciliación, el ejercicio del poder; que en toda democracia, mas aún en la frágil democracia dominicana, tiene que ser consustancialmente compartido entre gobierno y oposición.

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