Guillermo Cardona González, sus sueños de niño y su realidad adulta

Guillermo Cardona González, sus sueños de niño y su realidad adulta

POR AURORA MARTÍNEZ
Como todo niño, sus fantasías daban volteretas en torno a los personajes que jugaban en su mente, a los que admiraba tanto, que a sus cortos años ya de adulto se imaginaba haciendo lo que ellos hacían para ganarse la vida.

En su mundo el futuro era tan real que lo vestía con trajes tan disímiles como las ocupaciones profesionales de un piloto, un payaso o un astronauta,  fantasías que se desvanecían con la madurez que sus años le iban aportando, hasta llegar su salida de la secundaria. En esos momentos decidió ser abogado, y así seguir los pasos de su padre Daniel Cardona, herencia que su madre no quería para su hijo.

 Guillermo Cardona González compartía esos sueños de niño con su madre Carmen González, quien desde entonces ha sido su confidente. «Desde pequeño yo le hablaba a mi madre muy abiertamente, le planteaba mis fantasías e ilusiones y ella, como todas las madres, las alentaba en la medida en que entendía que me hacían feliz»

«Lo único que mi madre no quería era que yo fuese abogado. ¿Qué pasó? Pues sencillamente tu creces, maduras…Yo tenía mucha influencia de mi padre. Me gustó y al momento de matricularme en la universidad lo hice en carrera de derecho y  a ella me he dedicado por muchos años».

¿Y su madre qué?

«Pues ella lógicamente perdió al niño que quería ser payaso y tuvo al hijo que realmente fue abogado».

Aunque doña Carmen no exponía un deseo en particular sobre la profesión que le gustaba para su hijo, la abogacía no era de su agrado, pero él como un exitoso abogado que ha recorrido muchos países del mundo como representante de importantes empresas de su España natal, cree que la abogacía como todas las profesiones tiene gente que la ejerce de una manera y otros de otra.

Y así fue; Guillermo Cardona González, ya de camino a matricularse en la Universidad tenía bien claro que estudiaría leyes, profesión que inició en una empresa familiar de materiales de construcción; mientras estudiaba, trabajaba en Banca Catalana, en el Grupo Bilbao Vizcaya, donde estuvo dos años como director de sucursal, luego en un despacho de abogados en la firma Pedro Brosa & Asociados, en los despachos de Barcelona, Madrid y Bilbao. También laboró en una firma de auditoría, responsable del Departamento Jurídico y en el Grupo Agrolimen, como abogado en la división de Confitería, donde estuvo por siete años y en el 2004 ingresó al Grupo Cirsa.

Sus primeros años de trabajo en la abogacía los dedicó a la parte legal que se necesita en las empresas y por primera vez se divorcio por completo de esa especialidad al ocupar las funciones de gestión para servicio al cliente del departamento de exportación y dirección general del Grupo Agrolimen, con sede en Italia, donde estaba a cargo de las filiales europeas que incluían a Francia, Rusia, Polonia y Portugal. Ahora en Cirsa ocupa el cargo de Director País de Cirsa, su primera experiencia laboral fuera de Europa.

Como abogado conoce toda Europa, Estados Unidos y Latinoamérica y parte de Asia, y por primera vez en República Dominicana, experiencia que define como muy positiva y «a ver que le depara el futuro».

Su experiencia personal en el país ha sido positiva. «A nivel de su gente, es gente muy cálida y muy cariñosa, a nadie le cuesta habituarse y hacerse a la vida aquí, en lo laboral es un cambio de mentalidad de cómo se trabaja en Europa y en Estados Unidos. Aquí es un poco más tranquilo, lo que cuesta un poquito al principio, pero cuando se coge la dinámica uno se habitúa, pero cuando te acostumbras a trabajar como se trabaja aquí, pierdes menos tiempos en enfados o en ponerte nervioso, te lo tomas con más tranquilidad.

En su poco tiempo libre conoce casi todo el país, menos el Suroeste, Y sobre la gente de éste país «¿qué puedo decir que no diga todo el mundo. Que es un país con un vegetación hermosa, unos bosques preciosos y unas playas impresionantes. Me llamó mucho la atención la calidez de la gente». 

CON LAS RIENDAS DE LA SUERTE EN SUS MANOS

Alto, «buenmozo» y con  unas canas que lo hacen más interesante, no porque esté entrado en edad, sino por la madurez que revisten esos hilos plateados entremezclados con el resto del cabello negro y, más aún vestido con la elegancia de los hombres triunfadores.

Aunque tímido y poco conversador, cuando habla, lo hace con la precisión y la sabiduría que se requiere, cuando de leyes y ordenanzas que rigen la justicia del hombre en el mundo se trata, especialmente las que tienen que ver con su especialidad, como son las leyes mercantiles.

Guillermo Cardona González llegó al país en julio del 2004, ya conocía otros países del Caribe, pero vino aquí porque se le presentó una oportunidad muy buena a nivel profesional.

Así definimos a este ciudadano español que desde hace 14 meses tiene la responsabilidad de administrar en el país los casinos de la Cadena Cirsa, empresa que se instaló en 1989 y ya en el 2005 tiene cuatro, localizados en los hoteles Hispaniola, Lina, el Gran Almirante, en Santiago y el Majestic, Hilton, que inauguraron recientemente.

Guillermo Cardona González señala que Cirsa no tiene metas- «Nuestra idea es  no tener barreras cuando llegamos a un país. Nuestra meta es enfrentar nuevos retos y nuevos proyectos que se puedan presentar, tanto en la capital como en las zonas costeras del país, en las cuales hoy por hoy no estamos presentes , pero que siempre es interesante estar en crecimiento».

Como Director País de Cirsa, maneja todas las operaciones en el país y sobre sus expectativas sobre  Majestic, dijo que cuenta con un concepto completamente diferente sobre lo existente en República Dominicana, predominando una oferta de entretenimiento de alto estandar para clientes exigentes y muy exquisitos .

Dijo «que se tiene la creencia de que cuando la gente va al casino va a ganar dinero, pero la gente no va a ganar dinero, la gente va a entretenerse, a pasarlo bien su tiempo de ocio, y si en eso tiene la suerte de ganar dinero, es un complemento que se añade».

Guillermo Cardona González explicó que Majestic cuenta con una oferta de juegos con un parque de 200 máquinas tragamonedas, juegos de mesa y una exquisita oferta gastronómica de alta calidad, la cual está a cargo de la cadena de restaurante Peperoni; además de los shows, en los que periódicamente se ofrecen musicales, bailes o cualquier tipo de espectáculos que consideren pueden ser atractivos para la clientela y que permitan realizarse en las instalaciones.

Majestic es el nombre que Cirsa le ha dado a sus casinos primium, porque son los casinos de más altos estandar. El primero que se instaló fue en Panamá, los demás están  en Isla Margarita y en Lima, Perú.

El sello que identifica a Cirsa, dice, es la calidad. «Procuramos que cuando un cliente entra a un casino, primero que sepa e identifique automáticamente que está en casino Cirsa por sus estándares de calidad y lógicamente que es atendido por la excelencia que se merece una cliente nuestro».

Su experiencia como cadena de casino en el país, explicó que como no están ubicados en la zona turística, sino en las dos ciudades más importantes del país, Santo Domingo y Santiago, el 90 o 95 por ciento de sus clientes son locales. El juego gusta en República Dominicana. La oferta del juego es muy agradecida y muy apetecida. La experiencia muy positiva.

El Grupo Cirsa tiene cuatro divisiones diferenciadas, que son la parte industrial que se dedica a la fabricación de máquinas y operadores de tragamonedas, división de bingo, de casino y de entretenimiento interactivo, que son programas informáticos para juegos infantiles.

En la división de casinos están ubicados en 10 países, por lo que su meta a nivel mundial no existe, su ilusión es ser cada vez más grande, estar presentes en más países y ofrecer sus productos a mas clientes.

Cirsa es propiedad del español Manuel Lao, quien lo fundó hace 26 años, y es ciento por ciento propietario, donde intervienen sus hijos y familiares y ejecutivos como accionistas, la sede central está ubicada en Tarrasa, una ciudad localizada al lado de Barcelona.

A CORAZÓN ABIERTO

Color: Azul

Comida: Mediterránea

Lugar: el Mediterráneo

Hora: ¿Por qué?, la noche, porque es más íntima

Día: ¿Por qué?, sábado, es el día que está más relajado, se terminó la semana y aún queda un día para descansar

Olor: la canela

Perfume: con aromas ligeros y frescos

Libro: Contra Punto, de Aldos Huxlay

Música: sinfónica y pop en general

Cantante: Dire Strass/Simply Red

Canción: todas en general. Ninguna en particular

A quién admira ¿por qué?: A su madre, porque hay que ser muy valiente para tirar dos hijos adelante y con éxito.

Deboto: Cree en Dios, pero no tanto como una devoción

Un pintor: Gauglan/Van Gogh

País de Europa: Italia, por la afinidad de carácter, clima y gastronomía con su país, además porque estuvo muchos años vinculado por su trabajo. «Es un país fuera de lugar, me gusta su gente, su riqueza cultural, su  geografía. Es un país muy completo».

País fuera de Europa: Chile, le gusta su gente. También el Caribe, que tiene sus secretos. De República Dominicana le gusta la dulzura y la tranquilidad de su gente y de los lugares que conoce, le gusta Samaná, su bahía, playas y su selva virgen, porque aún no está muy explotada.

PERFIL

Guillermo Cardona González está casado con Mercedes Trollanos, ambos oriundos de Barcelona, desde hace 10 años y han procreado a Jacobo y Adolfo, quienes viven aquí con él y se sienten muy a gusto.

Su padre, Daniel Cardona, fallecido hace 15 años, era oriundo de San Sebastían y su madre Carmen González, de Barcelona. Ana es su única hermana, mayor que él, a quien define como una gran persona. Se dedica a contratar, comprar y vender aviones. Como son hermanos, dice que se parecen mucho, pero que ella le gana en simpatía y tanto ella como su madre viven en Plama de Mayorca.

Su niñez transcurrió entre España, Suiza y Francia, por motivos laborales de su padre, quien como abogado de empresas era trasladado con frecuencia fuera de España, lugares donde estudió parte de la escuela normal.

Hizo su carrera de Derecho durante sus primeros tres años en la Fundación San Pablo, graduándose de licenciado en la Univerdad Central de Barcelona y una Maestría en Dirección de Empresas, en  la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas.

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