La muerte de don Guillermo León Asensio priva al país de un empresario emprendedor, empleador preocupado por mantener en las empresas del Grupo León Jimenes unas relaciones obrero patronales abiertas y justas. Dedicó parte de su vida al desarrollo de las empresas de la familia. Tuvo a su cargo durante muchos años la gerencia de recursos humanos del grupo empresarial, destacándose como negociador, en 1957, del primer pacto colectivo de la empresa y del país, y por haber creado un fondo de pensiones desde hace más de 40 años.
Guillermo León Asensio nació el 6 de febrero de 1928. Estudió enGreenbrier Military School y Georgia Tech, en Estados Unidos, así como en la Universidad de Santo Domingo. Fue integrante del Consejo de Directores de E. León Jimenes y presidente de la AFP Profesional, miembro fundador del Centro Cultural Eduardo León Jimenes, de la Asociación de Industrias de la República Dominicana y de la Asociación de Industrias de la Región Norte. Le sobreviven su esposa, Yin Nouel de León, con quien estuvo casado durante 45 años y procreó sus hijos: Carlos Guillermo y Melyza, Isabel y Víctor, Stella y Alejandro, sus nietos, así como sus hermanos María Rosa, Carmen, Clara y Osvaldo, José y Petrica. Sus hermanos Eduardo y Fernando fallecieron en 2006 y en abril de este año, respectivamente. Paz a sus restos.
Supremacía en truculencia
Del 28 de junio pasado, cuando se perpetró el golpe de Estado en Honduras, hasta la hora de escribir esta nota (24 días), solo había muerto una persona a manos de los militares en ese país centroamericano. Esto así, a pesar de las enormes tensiones políticas, protestas callejeras y enfrentamientos que sacuden a ese Estado, que es, por demás, el segundo en atraso del hemisferio occidental.
Aquí, en dos protestas callejeras ocurridas en este mes, una el jueves 16 en el barrio Capotillo y otra el martes 21 en Bonao, tres personas han sido muertas y varias heridas, entre estas últimas dos periodistas. En Honduras hay un agudo conflicto político y el país está al borde de la guerra civil. Aquí hay paz y estabilidad política, aunque faltan electricidad y agua. Las causas de las protestas allá y aquí son diferentes, pero los hechos delatan nuestra supremacía en truculencia a la hora de reprimir el derecho a la protesta. ¿Alguna duda?