Guitarras, patines,  microchips y vacilones

Guitarras, patines,  microchips y vacilones

GUITARRAS
“Johnny y June: Pasión y locura” (Walk the line) es el único estreno que, hasta el momento, le ha dado cierto sabor de Oscar a nuestras carteleras.

De Reese Witherspoon se habla como la más probable ganadora en la categoría de actriz principal y los Globos de Oro ya la premiaron a ella y a su pareja de la ficción, Joaquin Phoenix.

La Academia ama los “biopics”, es decir, aquellas películas que se centran en la vida de una personalidad.

“Walk the line” entra de lleno en este subgénero, pues nos cuenta la historia de Johnny Cash, quien fuera uno de los principales exponentes de la música country.

A Cash le vimos actuar en el cine y la televisión en varias oportunidades y le recordamos especialmente en aquel western protagonizado por Kirk Douglas que se titulaba “A gunfight”.

No es la primera vez que Hollywod se interesa en la vida y obra de un guitarrista.

En los años sesenta, George Hamilton caracterizó a Hank Williams en una producción titulada “Your cheatin heart” y Lou Diamond Phillips saltó a la fama al caracterizar a Ritchie Valens, el chicano autor de “La bamba” en la película que llevaba ese título.

Lo inusual era que Diamond Phillips resultaba ser nativo de Filipinas y no tenía absolutamente nada de latino.

Aún así logró una caracterización que jamás ha podido superar a lo largo de su irregular carrera.

Roger E. Morley fue un extraordinario “Leadbelly” en el drama de Gordon Parks, mientras que Sissy Sapeck ganó el Oscar cuando se metió en la piel de la intérprete Loretta Lynn en “La hija del minero”.

Pero no solamente los cantantes norteamericanos de música country han tenido un espacio en el celuloide. Muchos otros, adorados por las masas, famosísimos en su momento, han pasado a formar parte de estos “biopics” que, cada cierto tiempo, Hollywood lanza al mercado.

Jaime Fox estuvo sensacional como Ray Charles en “Ray” de Taylor Hackford y nunca nos olvidaremos de Diana Ross en “El ocaso de una estrella” (Lady sings the blues), en la que  era Billy Holiday.

Tampoco es posible olvidar a Bette Midler en “La rosa” aunque, en esta ocasión, no se trataba de un personaje real, sino ficticio a pesar de que muchos hayan querido ver en el filme algunos reflejos de la vida de Janis Joplin.

Kevin Spacey heredó la pasión por Bobby Darin de su madre y aunque ya no tenía edad para caracterizarlo se las ingenió para justificar su presencia en “Beyond the sea”, la cinta que él mismo dirigió y donde con una puesta original, pero fallida, nos contaba la vida del “corner” que fuera marido de Sandra Dee.

Sobre Elvis Presley se han filmado varias películas destinadas principalmente a pases televisivos.

Aunque Jonathan Rhys Davies haya triunfado en los Globos de Oro, nosotros nos seguimos quedando con el Kurt Russell de “El rey está vivo”.

El parecido resultaba asombroso. “Great balls of fire” nos contaba la vida de Jerry Lee Lewis. Allí Dennis Quaid resultaba ser la reencarnación del roquero, mientras que Winona Ryder se convertía en su jovencísima esposa, piedra de escándalo.

Otro actor que logró una extraordinaria actuación interpretando a un roquero fue el Val Kilmer de “The Doors”, una de las mejores películas de Oliver Stone.

Los Beatles han inspirado tanto a documentalistas como a autores de ficción quienes han rebuscado en las vidas del famoso cuarteto para ofrecernos cintas tan dispares como “Backbeat” o “Imagine”.

Un gran director como Martin Scorsese nos ha brindado un  increíble documental sobre Bob Dylan que se titula “No direction home”.

Haga usted también uso de su memoria y agregue otros títulos a esta lista.

PATINES
Una muchacha quiere ser campeona de patinaje sobre hielo. El tema luce más que familiar, manido y es el utilizado por la casa Disney para la película “Ice princess” que es el otro estreno de esta semana en nuestras carteleras.

Si la semana pasada teníamos a un chico de origen mexicano que soñaba con ser futbolista profesional y lo conseguía en Newcastle, Inglaterra, esta semana hemos cambiado el balón por los patines.

Todo, con mayor o menor grado de azúcar, continúa siendo lo mismo y las competencias deportivas del celuloide han sido tantas que se nos superponen en el recuerdo, que se nos mezclan unas con las otras.

Desde luego que hay una de ellas que todo espectador de hace unas décadas guarda en su mente en un lugar especial. No es que fuera una buena película ni muchísimo menos, pero “Castillos de hielo” dejó un grato recuerdo a las audiencias de entonces, mucho más ingenuas y decentes que estas generaciones de tatuajes, piercings y ombligos al aire.

Hasta los hispanos llegaron a hacer películas donde el patinaje era la afición predilecta de los protagonistas. Y ahí tenemos el ejemplo de “Agujetas de color de rosa”.

Si quieren que les recordemos otra cinta donde este deporte era esencial para la trama, buscaremos la más reciente “The cutting edge” protagonizada por un D.B.Sweeney, que no llegó demasiado lejos en el camino hacia el estrellato y por una Moira Nelly que tampoco trascendió demasiado.

En la época del cine clásico, Hollywood, que lo importaba todo, llevó también a Los Ángeles a nórdicas patinadoras para que hicieran sus numeritos en la pantalla grande.

El agotamiento tardó muy poco tiempo en llegar.

Pero, dosificadas y con cierto grado de humor, este tipo de cintas puede hacerse soportable.

Al menos, la crítica del extranjero ha tratado con bastante indulgencia a esta “Ice princess”.

MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
(Título original: Final cut, Dir:Omar Naim, Int: Robin Williams, Mira Sorvino, Jim Caviezel)

Sorpresivamente, y sólo en una cadena de cines de la parte Oriental de la capital, se ha estrenado esta notable película de Omar Naim que nos llega con retraso considerable y que talvez usted haya visto en formato de DVD o en el cable.

Creemos que “Final cut” se merecía un cuidado mucho más especial.

Teniendo en cuenta la mediocrísima calidad de muchas de las cintas que se estrenan entre nosotros con bombos y platillos, este originalísimo filme no debió limitarse en su estreno a un sector de la audiencia.

Ojalá recapaciten sus distribuidores y en próximas semanas le encuentren un hueco digno y aceptable en otros sectores.

Estamos de acuerdo en que el filme no es lo que se dice demasiado comercial, pero puede ser favorecido por una audiencia minoritaria (que crece día a día) que ama este tipo de experimentos y también por aquellos fanáticos de una “Ciencia Ficción” que tiene soportes más sólidos que los simples efectos especiales.

Nos encontramos en un futuro cercano donde, desde el momento del nacimiento, una gran cantidad de humanos tienen implantado en el cerebro un “microchip” que va grabando todos los acontecimientos de su vida y que, en el momento de la muerte, pasa a manos de un editor que se encargará de hacer un montaje especial para ser utilizado durante el servicio fúnebre.

Robin Williams, que hace tiempo abandonó afortunadamente sus roles de payaso, logra una convincente actuación mientras que Jim Caviezel, el Cristo de Mel Gibson, nos sorprende en un rol muy distinto a todos en los que le habíamos visto.

Calificación: 4 (Muy buena)

JOHNNY Y JUNE: PASIÓN Y LOCURA
(Título original:Walk the line, Dir:James Mangold, Int: Joaquin Phoenix, Reese Witherspoon, Ginnifer Goodwin, Robert Patrick, Dallas Roberts)

Joaquin Phoenix y Reese Witherspoon nunca han estado mejor que en esta película de James Mangold (“Girl interrupted”, “Identity”).

Ambos consiguen caracterizaciones extraordinarias de Johnny Cash y June Carter, respectivamente.

La cinta, de más de dos horas de duración, entretiene durante todo su desarrollo y, en ocasiones, nos emociona.

No creemos que se vaya en blanco a la hora de darse a conocer a los ganadores del Oscar.

La Witherspoon es una “línea” más que probable y si Phoenix no llega a obtener la estatuilla no se deberá a falta de méritos, sino a la fuerte competencia de Phillip Seymour Hoffman y su “Capote”.

Los que gustan de la nostalgia roquera y los amantes de las historias de amor en general tienen una estupenda opción en la cartelera.

Calificación: 4 (Muy buena) 

Y se queda “El vacilón”, del que dudamos muchísimo.

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