Guitarrista español Óscar Herrero aboga por un flamenco libre de prejuicios

Guitarrista español Óscar Herrero aboga por un flamenco libre de prejuicios

 Asunción, Paraguay.- El guitarrista español Óscar Herrero aseguró hoy a Efe que la difusión de la música flamenca aún está lastrada en España por el prejuicio de que “el flamenco es una música de gitanos, de jaleo y de tablao”, y reivindicó que goce del reconocimiento que merece por la “enorme dimensión” que posee.

“En las cabezas de quienes nos dirigen sigue presente la idea de que el flamenco es la música de la chusma, y obvian su enorme riqueza”, expresó Herrero en una entrevista con Efe a su paso por Asunción, donde este sábado impartió una clase magistral para guitarristas y ofrecerá un concierto en el Centro Cultural de España Juan de Salazar.

Agregó que “parte de la culpa” de que el flamenco esté estigmatizado todavía hoy es de “los propios músicos, por no unirse y apoyarse para sacar la música adelante».   Herrero, galardonado con el Premio Nacional de Guitarra Flamenca en Jerez de la Frontera y con el Bordón Minero del Festival de La Unión, señaló que una de las carencias del flamenco en España es que se sigue enseñando de forma voluntaria en algunos conservatorios de música, en lugar de tratarse de una materia obligatoria para todos.   De hecho, destacó que el primer conservatorio que introdujo estudios de flamenco no fue español, sino holandés, lo que consideró un síntoma del poco valor que se otorga a este estilo en su tierra natal.

Según Herrero, uno de los primeros en darse cuenta de la riqueza del flamenco fue el compositor español Manuel de Falla (1876-1946), que comenzó a visitar las cuevas del barrio granadino del Sacromonte, donde estaban instalados los tablaos, para estudiar los acordes que tocaban los guitarristas y usarlos después en sus obras.

Pero fue el guitarrista Paco de Lucía (1947-2014), nacido un año después de la muerte de Falla, quien se convirtió en el “embajador del flamenco en el mundo” y en el “gran revolucionario” del género, como lo describió Herrero.   “Paco de Lucía supo aprovechar de las músicas de todo el mundo aquellos elementos rítmicos o armónicos que servían para enriquecer el flamenco, sin que este perdiera su raíz. Su flamenco seguía sonando a flamenco, aunque bebiera del jazz, o de las músicas de Brasil”, explicó el guitarrista.

Herrero se mostró así partidario de superar los prejuicios de “los puristas del flamenco, los ortodoxos”, y abrir el género a la fusión y a la influencia de otras músicas, “que es la única manera de avanzar y aprender».   “El flamenco en su esencia, en su origen, ya es una fusión. Mezcla las culturas árabe, gitana y judía. Por eso no tiene sentido pensar que no deba fusionarse también con otras músicas”, aseguró el músico.

La mezcla proviene además del contacto de los intérpretes de fuera de España, con su diferente formación musical previa, con el flamenco, que se va nutriendo así de nuevos bagajes.   Este podría ser el caso de Paraguay, donde el folclore musical tuvo su auge de la mano de Agustín Barrios “Mangoré” (1885-1944), y se mantiene hoy en referentes de la guitarra como Berta Rojas, creando un sustrato que influye en los músicos paraguayos a la hora de crear “su propio flamenco”, como lo definió Herrero.   “El flamenco nació en Andalucía, en el sur de España, pero es independiente de las fronteras.

Se trata de buscar, desde cualquier lugar del mundo, a quien lo pueda transmitir”, afirmó.   Dijo que en esa transmisión juega hoy un papel clave internet, una herramienta que facilita que los músicos escuchen y aprendan, y puedan ver a maestros de la guitarra tocando en vivo cuantas veces deseen.

La pedagogía del flamenco, un arte “que se aprende con trabajo, como cualquier otra disciplina”, ocupa a Herrero desde hace décadas, desde los vídeos tutoriales que difunde en internet, hasta sus obras didácticas y las clases magistrales que imparte.

Aunque sus grandes lecciones se dejan ver especialmente en sus conciertos, que le han llevado por escenarios de Australia, Singapur, China, Filipinas, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Cuba, Jordania o Namibia, además de todo el continente europeo y suramericano.

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