Gumersindo del Corral IV

Gumersindo del Corral IV

-Casi todos los sueños que soñamos, los soñamos con precisión cartográfica; ocurren en lugares exactos del planeta, tienen latitud y longitud e incluso domicilio y residencia. Soñamos en la lengua propia y rodeados de paisajes de nuestra tierra. Así como todos estamos “instalados” en cuerpos y almas, también somos “inquilinos” de nuestra cultura y de las lomas o llanos del entorno físico. Los hombres vivimos: rusificados, norteamericanizados o dominicanizados, según sea nuestra biografía particular. Me pareció muy difícil -desde el primer momento en que me hablaste del proyecto de escribir la “hermenéutica tolstoiana” -que pudieras penetrar en la mentalidad de un ruso complicado: poeta, noble, artista, político inconforme, pensador.
-Pero no te quise desanimar. Al fin y al cabo, nadie sabe de qué es capaz un hombre hasta verlo enfrentar un problema concreto. A Juan Bosch siempre le interesó mucho saber cómo afrontaba Tolstoi ciertos problemas narrativos específicos. Se dice que Tolstoi concibió dos desenlaces para una misma historia. Se trataba de un terrateniente casado, quien pasaba a menudo cerca de un granero junto al cual vivía una atractiva campesina que trabajaba en las tierras de su propiedad. En una ocasión el terrateniente alcanzó a ver los muslos de la campesina y quedó impresionado por la belleza de sus piernas; el rastrillo que manipulaba, enganchado en la falda, dejó al descubierto la ropa interior.
-Comenzó así una suerte de obsesión erótica reprimida, con avances y retrocesos por parte de ambos protagonistas. Tentación y posibilidad de gozo, aproximación y arrepentimiento, son los goznes de una historia que no se sabe cómo terminará.
Atracción y frustración funcionan como polos vitales de la narración. Juan Bosch, por ser cuentista y novelista, sentía enorme curiosidad por estos asuntos de las técnicas narrativas. Él escribió un excelente ensayo sobre el arte de escribir cuentos.
Según Juan Bosch, el cuento es “intenso” y la novela “extensa”. El cuento no se aparta un instante de su tema; la novela avanza mediante diversos planos narrativos superpuestos. El cuento tiende a ser directo, monotemático, fluyente como agua verbal. Todo esto se puede estudiar en un escritor de otra cultura. Lo que no podemos hacer es suplantarlo sentimentalmente, intentar clonar sus odios, amores y prejuicios.

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