Gustavo Guerrero – El formidable Fidel Castro

Gustavo Guerrero – El formidable Fidel Castro

El anciano líder Fidel Castro, en un vuelco para estabilizar la economía de su país, ha invitado a los capitalistas de los Estados Unidos a invertir, con amplias garantías, en Cuba.

De pronto este párrafo inicial, para los fanáticos castristas y para la generalidad de los lectores parecerá irrespetuoso y hasta fuera de lugar.

Se dirán, interiormente, los más precavidos `hombre Fidel no es un anciano`.

Sin embargo, cuando de cualquier otra persona se trata y se le endilga el calificativo de anciano porque ha pasado la barrera de los sesenta años, no surgen protestas y la información se digiere con una tranquilidad espantosa.

Fidel Castro cumplió, recientemente, la edad de 76 años. Si nos llevamos por los que arrinconan a las personas que llegan a más de los sesenta años en el ángulo de la ancianidad, Fidel por sus años cumplidos, debe estar en primera fila en esa categoría. Y en un lugar preminente de los ancianos por ser una persona de fama mundial que al impulsar la revolución cubana expulsó a la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba.

Además, no solamente propició la libertad de su país, sino puso en marcha sus nuevas ideas que irradiaron en todo el continente americano, influyendo notablemente en la conducta y modo de proceder de sus gobiernos, al despertar las inquietudes de libertad del conglomerado latinoamericano.

También es oportuno señalar que con el logro extraordinario de Fidel Castro en Cuba, los Estados Unidos dieron marcha atrás a sus limitados programas de coexistencia con Latinoamérica dando paso a un vasto programa, la Alianza para el Progreso, con el aparente fin de favorecer a las pobres economías del continente y en realidad sólo se quería no dejar prosperar las ideas de prosperidad que sembraba el régimen de Castro y que eran recibidas con entusiasmo por las masas desposeídas que veían en ellas la única válvula de Salvación para sus urgentes problemas.

Pero, volvamos a la ancianidad.

Fidel Castro cuenta, como dijimos, con 76 años y ya se advierte el peso de su edad sobre su anatomía, canas, arrugas y vientre prominente producido por una vida un tanto sedentaria o por un proceso glandular con tendencia al engordamiento, aunque seguramente le racionen los alimentos para conservar su figura.

Pese a estas consideraciones físicas, Fidel Castro no es un anciano. Es un hombre con una vitalidad extraordinaria, con una inteligencia motorizada a la mejor capacidad y con un tren de trabajo que ya quisieran algunos jovencitos poder llegar a desarrollar todas las actividades que cumple a cabalidad El Caballo, como se le llama por su potencialidad decisiva.

Pero esas condiciones mentales y físicas que luce Fidel Castro no son de su exclusivo patrimonio. Muchos hombres pasados de los sesenta años tienen acerado el pensamiento y se imponen con la voluntad a los desajustes naturales que el tiempo va dejando en el cuerpo humano.

Por eso, a esos hombres tampoco se les pueden denominar ancianos. Son, en realidad, hombres quizás más activos que muchos jóvenes que se entregan a la molicie y con el marasmo en el pensamiento quedan rezagados en el ámbito social en que se desenvuelven.

La conclusión que sacamos de estas consideraciones es el marcado error de muchos al pensar que un hombre porque pase de los sesenta años sea considerado como un anciano.

Muchos jóvenes, de las nuevas generaciones, se creen los proseedores del mundo, el eje del universo y nada más que ellos son los que ostentan la verdad. Miran con desprecio a «los viejos» y los consideran como un estorbo para la sociedad. Su falsa apreciación llega hasta el ridículo de un egoísmo bastardo. Con una corta y errada visión no piensan que ellos, también, llegarán a tener más de sesenta años y si conservan el vigor y la mentalidad clara, no les gustaría que los encasillaran en una ancianidad que no tienen.

Porque Fidel Castro con sus 76 años de edad, bien cumplidos y mejor utilizados, no es un anciano ni un «viejo del carajo» tampoco.

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