Gustavo Guerrero – Los vencedores trazan las reglas

Gustavo Guerrero – Los vencedores trazan las reglas

Desde que los Estados Unidos tomaron parte activa en la Segunda Guerra Mundial, proyectaron, sin haber ganado el conflicto bélico, el castigo para los jerarcas nazis del Tercer Reich.

En agosto de 1942 el presidente Roosevelt marcó el rumbo de su política señalando que Las Naciones Unidas iban a ganar la guerra y cuando se obtuviera la victoria tendrían en cuenta «los bárbaros crímenes» de los invasores de Europa para llevarlos a los tribunales de Justicia y que respondieran de sus actos y recayera sobre los responsables el justo castigo por el asesinato de «millares de inocentes».

Claro es que desde esa época se proyectaba el Juicio de Nuremberg para «castigar a los exterminadores de los judíos».

Más tarde, al finalizar la guerra, el 6 de agosto de 1945, los norteamericanos lanzaron sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki la bomba atómica.

Sólo en Hiroshima, después de incendiarla, hallaron la muerte 92,167 personas y entre los heridos hubo 9,428 graves y 27,997 leves.

En Nagasaki fue peor «bajo la fuerza de la explosión todos los seres humanos quedaron negros y muertos -señala un informe japonés- A cuatro kilómetros de distancia millares de personas esperaban el fin. Se veían los cuerpos carbonizados, montones de huesos e incluso personas que parecían sufrir una fuerte insolación».

«Los aviadores americanos -escribió el corresponsal de guerra y testigo ocular, William L. Laurence- sólo distinguieron, al principio, una luz de un rojo púrpura, del tamaño de una cabeza de alfiler. Pero la misma surgió rápidamente una gran bola de fuego que estalló súbitamente en una masa de llamas y de nubes turbulentas con anillos blancos que parecían proceder de la misma tierra».

El martes 20 de noviembre de 1945 se inició el Juicio de Nuremberg. En ese proceso jamás se mencionó este horripilante genocidio.

)Estos terribles bombardeos atómicos no constituían crímenes contra la humanidad, exterminando a seres inocentes que no habían tomado parte alguna en la Segunda Guerra Mundial?

El 8 de agosto de 1945 ya se había constituido el Tribunal que juzgaría a los nazis, dos días después de haber lanzado sobre las ciudades japonesas la bomba atómica. Todo estaba planificado para imponer la decisión de los judíos. De tal suerte que hasta la doctrina clásica de la no responsabilidad de los Jefes de Estado fue desechada haciendo sin miramiento alguno, trizas del Derecho Internacional. Y es más, se llegó al descaro judicial de admitir dentro del jurado acusador a una delegación rusa, siendo éste país culpable del genocidio de 15 mil polacos en el bosque de Katyn.

Contra los jerarcas del Tercer Reich se estableció un juicio con la falta de precedentes legales, y con carácter retroactivo, lo que ha permitido señalar la ilegalidad del proceso en sí. Observadores de calidad decisiva internacional han opinado que el crimen supremo de los nazis no fue desencadenar la guerra, sino haberla perdido.

Los vencedores trazan las reglas a seguir como ha ocurrido siempre. Los vencidos nunca tienen la razón.

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