¿Ha fracasado la seguridad?

¿Ha fracasado la seguridad?

JOSÉ R. MARTÍNEZ BURGOS
En verdad todavía no sabemos si han fracasado las medidas de seguridad implementadas por los servicios nacionales de seguridad y la Policía Nacional, incluyendo los cuerpos de las Fuerzas Armadas. De una cosa si estamos seguros y podemos afirmar, que en República Dominicana, cuando algo no funciona, en lugar de remediar las causas que determinan tal o cual suceso, inmediatamente se crea un nuevo organismo, que lo que aporta son nuevas plazas de empleo, se hace una buena repartición de canonjías y tranquiliza un poco a los ciudadanos. Por consiguiente, hoy como en el lejano ayer, el Estado continúa sin llenar su rol de asegurar la vida y el patrimonio de los ciudadanos, que es su verdadera razón de ser y existir.

Puede llegar a entenderse esa política estatal, pero una cosa es cierta, nuevas bandas de delincuentes surgen en el país que son apoyadas por miedo y por las circunstancias, por grupos de hambrientos que les dan cabida en sus respectivos sectores y es por lo que el crimen organizado lleva una vertiente peligrosa de crecimiento y auge, y hace que la crisis de confianza sea tangible. Además ya sabemos que los ideólogos que les combaten no tienen ideas nuevas para restablecer la fe de los dominicanos, que sueñan que termine por siempre el clima de inseguridad e incertidumbre que se han apoderado de los ciudadanos. Es muy difícil hacer algo por el bienestar de la población, cuando no se sabe lo que existe y donde está su origen ni se cuenta con un equipo ordenado y bien preparado de hombres y mujeres prestos a darlo todo por el resto de una población indefensa.

El Gobierno está preocupado con el aumento de los asaltos y robos en plena luz del día y lo han manifestado en varias ocasiones y ha hecho lo imposible para poder presentar cuanto antes a la opinión pública resultados satisfactorios contundentes, pero la sensación de inseguridad es cada día mayor. El azote de los asaltantes a casas, bancos y negocios, lo hacen como murciélagos, ladrones silenciosos que no despiertan a las víctimas y hacen los secuestros, que también van en aumento, lo que quiere significar que estamos frente a un problema muy grave de delincuencia organizada, que tan pronto la policía toma el control de un barrio, estos perversos se trasladan a otro sector, es decir tienen una movilidad geográfica, más activa que los propios agentes del orden público, lo que da la sensación que la seguridad ha fracasado, porque hay una evidente desproporción entre el esfuerzo policial para desmantelar las bandas y la respuesta judicial cuando son apresados estos sujetos.

Vista la realidad en que vive nuestra sociedad, se hace necesario la creación de una escuela, que con excelentes profesores, instruyan a la nueva policía en los métodos modernos de seguridad y equiparla con los instrumentos con que cuentan los organismos especializados de los países más desarrollados. Manos a la obra, señor Presidente, que toda la ciudadanía lo va a respaldar en esa importante misión.

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