Ha hecho más… eso está claro

Ha hecho más… eso está claro

En una propaganda reeleccionista desplegada por el PPH en los medios, se dice que el Presidente «ha hecho más… eso está claro». Es cierto. Esa propaganda fue bien concebida, porque no ofrece nada. No tiene nada que ofrecer, ni siquiera su palabra, pues como le dijo el P. Milton en la homilía de una misa en Gurabo, luego de tantas promesas incumplidas, ya no puede venderse como «un hombre de palabra».

El mandatario comprometió su palabra, desde la campaña 2000, con reniegos del «maldito cáncer de la reelección, que ha carcomido el cerebro y el estómago de quienes se han creído dueños del Palacio Nacional», lo cual «no es así». La exigua popularidad del Presidente no es casualidad. La más reciente encuesta de Penn, Shoen and Bertland fija la intención del voto al Poder en un 13 por ciento para el tercer lugar. El refrán lo dice: quien me engaña una vez, pendejo es, si me engaña dos, pendejo yo.

Cita la mencionada propaganda, entre las «hechuras» que quiere vender, un millón de raciones diarias de desayuno escolar. No han sido servidas cada día de labores escolares. De supuesto 16 «grandes hospitales» falta decir en cuáles comunidades están, y cuáles servicios ofrecen, conociéndose la carencia, crónica en la administración, de todos los hospitales y centros de salud en operación en agosto 2000. «Mas desarrollo comercial con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos», se proclama. No está concluido el convenio. Así, no puede ser evaluado. Recuerda los «grandes y maravillosos» Juegos Panam 2003, y las medallas conquistadas por nuestros atletas. Hay deudas por millones de pesos con ingenieros contratistas. Por otra parte, el Comité Olímpico adeuda todavía más de 200 millones. Desde hace mucho se expandió la creencia de que esa parejería dominicana pesa muy negativamente en la situación económica actual. Se la cita como uno de los factores de la crisis. La inversión incurrida no se conoce, ni se sabe si el gobierno divulgará alguna vez los millones gastados. De todos modos, si llega a saberse, se calculará lo que han pagado los contribuyentes por cada medalla.

Se ha hecho más, eso está claro, par que la economía nacional esté descalabrada. Políticas oficiales erradas tienen al peso en la inopia. El gobierno se vio obligado a gestionar un acuerdo stand by con el FMI, en el cual tiene depositada la esperanza de que traiga «sosiego y tranquilidad» al país. Por causa del manejo errado ya dicho, el pueblo ha sido llevado a niveles de empobrecimiento nunca vistos. El dominicano está impedido, en muchos casos, de lo más mínimo para sobrevivir. Es imposible que puedan alcanzar los precios de alimentos, medicinas, combustibles escasos, y no baja el precio de la energía eléctrica, que hay que pagar la aunque no se reciba. Quedó en el olvido lo de compensarle a los usuarios las horas de apagones. La tasa de cambio ha descendido desde el alto sitial, casi 60 pesos por dólar. Algunos piensan que seguirá ese comportamiento.

Manuel Orozco, experto del Diálogo Interamericano, cree que «el mal manejo de la economía por el Presidente», obligará a adoptar medidas difíciles a quien gane las elecciones de mayo. En esa línea, The New York Times «teme» que el Presidente caiga en la tentación de gastar en los próximos meses «lo que queda» en las arcas del Estado, «para aumentar su popularidad». Al mismo tiempo se tiene que The Financial Times entiende que el país está cerca, aunque no es inminente, de una suspensión de los pagos de su deuda privada externa, que se eleva a un millón 800 mil dólares.

Esta claro que el Presidente ha dedicado más tiempo que ningún otro a visitar amistades, y ha hecho más viajes al exterior que todos cuantos le antecedieron en el puesto, desde 1961 a la fecha. pero están oscuros los beneficios de esos viajes para el país. Está claro que hay oscuridad alrededor de la celebración de los Juegos Nacionales de Monte Plata, que tienen los trabajos suspendidos porque el gobierno no tiene cuartos. Está claro que nunca antes tantos periodistas, pero también otras personas, fueron víctimas de maltrato verbales de un Presidente. Y ha hecho más, eso está claro, para la frustración de cuanta gente creyó lo de «hombre de palabra». Nunca hubo un gobierno tan decepcionante, midiéndose por las expectativas que despertó en la población el candidato llevado por el Pe-erredé a la Presidencia en el 2000, pero que se olvidó del jacho que le aclaró ese camino, para preferir el embozamiento de la facción PPH.

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