Ha llegado la hora de decidir

Ha llegado la hora de decidir

Los políticos expusieron, por cierto que durante más tiempo que lo razonable,  sus argumentos, propuestas, planes y descalificaciones. Hoy es el día de decidir sobre ese particular, y el deber recae sobre 5.3 millones de dominicanos aptos para ejercer el voto.

El proceso electoral entra así en su fase cumbre en la que los electores decidirán en quiénes delegan la autoridad para ejercer la Presidencia y la Vicepresidencia de la República Dominicana. Aunque es difícil que el total de personas hábiles para votar haga este ejercicio, las expectativas indican que tendremos una de las elecciones más concurridas de los últimos tiempos.

Los electores deben sentirse comprometidos a demostrar, con una concurrencia abrumadora a las urnas, que a fin de cuentas son los que tienen la autoridad para disponer las cuotas de poder a repartir. Un elemento que convoca a ello es el poco respeto que los políticos han sentido por estos electores, a los que han manipulado como mercancía que se compra y se vende, desconociendo todo vestigio de dignidad humana. Para 5.3 millones de personas debe ser de trascendencia dar una demostración de auténtico poder, de dignidad y de conciencia. Por razones que hemos citado reiteradamente, la abstención es la peor forma de permitir la manipulación de la dignidad humana. Hoy debe producirse un voto masivo y de convicción.

Un toque de bestialidad

La muerte a tiros de tres personas en Villa Vásquez, Montecristi, al cierre de la campaña electoral, fue el toque de bestialidad que alguien decidió poner para empañar la fiesta de la democracia. No habrá argumento que pueda justificar estos hechos, este desbordamiento de pasiones, esta brutal expresión de desprecio por la vida humana.

Por encima de las convicciones y contradicciones políticas que pudieran estar de por medio, están los ingredientes que tipifican el homicidio voluntario, tal vez el asesinato con todas sus agravantes y la exhibición y uso de armas reservadas al uso militar. No debe ocurrir, como suele pasar en este país, que haya velo de protección cuando se trata de “muertos de campaña”. Las autoridades represivas del país tienen por delante la responsabilidad de detectar las responsabilidades habidas y por haber y castigar  sin miramientos a quienes pusieron un toque de bestialidad al cierre de la campaña electoral.

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