Ha muerto Arafat

Ha muerto Arafat

UBI RIVAS
Con el deceso del rais Yasser Arafat, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), en el hospital militar Percey, a 20 millas de París, Francia, el once del presente mes de noviembre, se cierra un ciclo cumbre en la historia del pueblo palestino, y se abre un paréntesis que se cerrará con la inexorable proclamación del Estado Palestino.

Dispensándosele excequias de jefe de Estado, que en realidad era, y más que muchos de los 191 estados que integran la ONU, en El Cairo, por su homónimo y excelentísimo conciliador por la paz en Levante, el presidente anfitrión, teniente general piloto Hosni Mubarak, los despojos mortales del rais fueron conducidos al cuartel general de La Mukata, en Ramalá, Cisjordania, donde reinició excequias conforme a su alta investidura y ostentación de supremo líder de los palestinos de todo el mundo.

La Mukata fue donde la sevicia del premier israelí Ariel Sharón, respaldado torpemente por el presidente George Bush jr. le confinó los tres últimos años de su existir tormentoso, donde el Mosaad intentó eliminarlo decenas de veces, y es casi seguro que algún día se revelará que al fin lo consiguió, disparándole gradualmente el silencio mortal de rayos X, idéntico a como la CIA norteamericana eliminó al prócer puertorriqueño Pedro Albizu Campos en el presidio de Atlanta, Georgia. El tiempo, insisto, lo revelará.

No de otra manera pudo morir el rais, de una rara enfermedad que el gobierno solidario del presidente de Francia, Jacques Chirac, aún no ha revelado, limitándose solo a categorizar que Arafat padecía de una crónica deficiencia de plaquetas, que los rayos X elimina, como es sabido por todos, cuando el cuerpo humano recibe las luces sin protección engomada, como notamos se visten los radiólogos al realizar su trabajo con un paciente.

Una infografía presentada por HOY el día 12, ilustra algunos de los momentos históricos en la vida tumultuosa del rais, como fueron sus funerales en Ramala, flanqueado su catafalco por centenares de miles de sus conciudadanos.

Hay un episodio cumbre en el decursar brillante en la carrera política del rais, y es cuando fundó en 1988, en Túnez, el Estado Palestino en el exilio, su ambición y sueño supremo, omitido en esa importante infografía.

En diciembre 10-94, Arafat recibía el palmarés del Nobel de la Paz de la Academia de Ciencias de Suecia, conjuntamente por el primer israelí Yitzhak Rabin y el líder del partido Laborista, Shimón Peres, los dos judíos que mayores esfuerzos han realizado para concertar la paz, trocar tierras por paz, propiciar la fundación del Estado Palestino, sino lo cual no habrá paz jamás en el Cercano Oriente.

Esa actitud proclive a formalizar la paz permanente con sus medios hermanos, los árabes, le costó la vida a Rabin, asesinado por el extremista judío Yigal Amir el 04-11-95, con la complicidad inequívoca tanto del Shin Bet como del Mossad.

Similar ocurrió con el presidente egipcio Anwar El Sadat, asesinado por el teniente Al Islamabuli, fundamentalista, el 06-11-81, por llevar la oferta de paz al seno del Knesset (Parlamento judío).

Arafat fundó en 1959 Al Fatah, luego OLP, de la que fue electo diez años después, y en 1995 culmina 12 años de exilio en Túnez y retorna al solar amado, del que había sido proclamado presidente en la Cumbre de Rabat del 26 al 29 de abril de 1973, como «único y legítimo representante del pueblo palestino».

Todas las ponderaciones y/o referencias que se elaboren en su derredor, serán siempre cortas é incompletas, porque escaló los peldaños referenciales más altos en un líder, un etnarca, un paterfamilias, como muy pocos en su época, similar al presidente Fidel Castro, de Cuba, al presidente de Siria, Bachar El Assad, de Corea del Norte, Kim Yon II, de Rusia, Vladimir Putin, de Francia, Jacques Chirac, de Venezuela, Hugo Chávez Frías, Mohammad Khatami, de Irán, Muammar El Gadafy, de Libia, y se acabó el listado de grandes líderes planetarios de hoy, culminando, claro, con Hu Jin-tao, presidente de China.

El deceso lamentable del rais, a los 75 años de vida signada porque nunca logró un minuto de descanso ni peligro extremo, alerta roja permanente en cinco décadas de trajinar político, columbra el final del premier Sharón, que hoy, no tiene razón de su protagonismo, que como La Noche Quedó Atrás, de Jan Valtin, quedó atrás.

La inexorable proclamación pronto, del Estado Palestino, tiene que desprenderse como una de las consecuencias cimeras de la desaparición física del rais, no en 2009 como ahora, de manera ladina y perversa, alude el presidente Bush jr. contradiciendo el espíritu de la Hoja de Ruta, cosecha suya, que fija 2005 como la concretización de ese logro memorable y desideratum fundamental para lograr la paz en el Cercano Oriente.

Yasser Arafat, líder supremo del pueblo palestino, como el profeta Moisés, no logró disfrutar de la jornada más excelsa de su vida, ver la tierra prometida, que Moisés vio, pero no pisó, pero que en Arafat, en el rais venerado como solo lo fue Gamal Abdel Nasser, es y será cimiento, avalado por las cumbres de Madrid 1991, 1993 en el jardín de la Casa Blanca y en Oslo y White River, que tendrán que irremisiblemente, más temprano que tarde, lograr que los dos pueblos, las dos etnias, enraizadas por la hermandad convivan en paz, armonía, hermandad, colaboración, el sueño supremo del rais y leit motiv poderoso de su existencia luminosa y paradigmática.

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