¿Ha sido beneficioso el DR- CAFTA?

¿Ha sido beneficioso el DR- CAFTA?

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS
Desde que se iniciaron las negociaciones para la firma de un tratado de libre comercio entre los Estados Unidos de América, los países centroamericanos y el nuestro, mostramos escepticismo sobre la posibilidad de si podría operarse la reciprocidad equitativa entre países con economías tan variopintas, o si por el contrario, el gigante del norte impondría las condiciones sine qua non para acceder a su integración y dar el visto bueno a la “apertura” de su mercado.

Nuestros negociadores – la mayoría muy buenos  – pero perdidos en la perspectiva de que a la postre no sería respetado todo lo acordado, ya que para la firma definitiva del Convenio, el gobierno de los Estados Unidos de América impuso, sobre todo en materia de transporte, cláusulas que no habían sido discutidas, ni menos aún aprobadas en la mesa de negociación, al momento de darse por finiquitados los diferentes tópicos pactados.

Los agroempresarios y el Gobierno dominicano estaban conscientes de que nuestros productos no podían competir con los de los EE. UU., ni hasta con algunos de Centroamérica, ya que uno de los factores primordiales para producir competitivamente es el componente costo de electricidad, y el nuestro es el más elevado por mucho de todos los países signatarios. Esta desventaja no ha sido compensada, no obstante el Gobierno haber creado un Consejo Nacional de Competitividad, que si bien es cierto que ha tratado de realizar sus gestiones, dista muy lejos de obtener los fines y propósitos para lo cual fue creado.

El señor embajador de los Estados Unidos de América, su Excelencia Paul Robert Fannin, puso el dedo en la llaga cuando en el almuerzo mensual de la Cámara Americana de Comercio señaló que “la República Dominicana carece de solidez para competir dentro de lo que es el DR- CAFTA”. Y nosotros nos preguntamos ¿Puede competir un país al cual se le aplican unilateralmente todos las cláusulas fitosanitarias? Veamos. En la avicultura, la denominada enfermedad Newcastle provino de los Estados Unidos; no obstante, ese país sí puede exportar pechugas y piezas de pollos para acá. La vía contraria no, porque en nuestro país se detectó una vez Newcastle. La célebre mosquita blanca, que tantos dolores de cabeza y pérdidas económicas le han traído al país, fue introducida por un cargamento de frutas que se originó en California. Pero por este motivo, una gran cantidad de frutas nuestras no puede entrar a territorio de Estados Unidos. Asimismo, del Norte pueden venir todos los cortes de carne que quieran, sin que nuestras autoridades tengan que certificar los mataderos. Por el contrario, del nuestro todavía los expertos de Food and Drugs no certifican un matadero dominicano.

Después de firmado el Convenio DR- CAFTA, el país tuvo que acceder a que la compañía Chevron pudiese transportar el combustible que recibe de la Refinería Dominicana de Petróleo en vehículos de su propiedad, so pena de que nuestro país fuese acusado de tener cláusulas monopolísticas. Ahora bien, cuando ese país pone una cláusula que la mercancía debe ser transportada en buques estadounidenses, esto no debe considerarse como un monopolio.

Los resultados están ahí; nuestro comercio de exportación hacia los Estados Unidos ha decrecido notablemente, mientras que el de ellos ha crecido de manera desproporcional. Cuando fuimos presidente de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), en el encuentro anual de productores en Sosúa, Puerto Plata, expresamos: “Con la firma de este convenio, desaparecerán entre un 60 a un 65% de los productores nacionales”. Y terminamos diciendo: “Cuándo se ha visto que un gigante se alía con un enano para favorecer a este último”. Hasta ahora, desgraciadamente el tiempo nos ha dado la razón.

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