Un gran revuelo ha causado un documento hecho público en que un grupo de intelectuales reclaman la renuncia del presidente Danilo Medina, como forma, según alegan, de salir de la crisis política en que se encuentra el país.
Una de las voces que más alto sonó fue la del presidente de la Junta Central Electoral, doctor Julio César Castaños Guzmán, quien llegó a afirmar que no se prestaría a organizar unas elecciones adelantadas, demandando de los firmantes del manifiesto, retirarlo.
Pero a otros presidentes dominicanos le han pedido la renuncia y no han salido tantos a defenderlos y a despotricar contra los solicitantes, como si se tratara de una herejía.
Los mismos peledeistas llenaron las paredes de calles y avenidas de ciudades y campos de la República Dominicana, pidiéndole al ex presidente Balaguer que se vaya ya. Esto ocurrió en 1990, cuando el PLD denunció que el doctor Joaquín Balaguer había hecho un fraude electoral, robándole las elecciones al profesor Juan Bosch.
Pero igual ocurrió al propio profesor Juan Bosch, cuando en 1963, grupos anarquistas organizaron jornadas de reafirmación cristianas, demandando la renuncia del presidente Bosch, quien posteriormente sería víctima de un cruento golpe de Estado que lo depuso del poder.
Entonces, ¿qué pecaminoso arrastra que profesionales, artistas e intelectuales produzcan un documento pidiendo la renuncia de un presidente que viene irrespetando a su pueblo, ya que ignora los grandes temas de debate en la República Dominicana?
Argumentan algunos que no se puede pedir la renuncia a un presidente que ganó las elecciones con el 62 por ciento de los votos. Pero ocurre, que esa cifra fue inventada por el ex presidente de la JCE, un personaje de ingrata recordación que no merece ni que mencionemos su nombre.