Había gente buena en ambos bandos

Había gente buena en ambos bandos

A raíz de mis comentarios acerca de cómo alguna gente que olió la pólvora de la revolución del ’65 parece creer que ello sólo les concede una proceridad que me resulta cuestionable, he recibido innumerables mensajes de parte de amigos que me  preguntan si padezco de la misma falta de sindéresis de los izquierdistas quienes creen que sólo ellos fueron patriotas en los duros años de los sesenta.

Pues no. El que señale cómo a mi juicio muchos conservadores o derechistas han hecho más por este país que ciertos bochincheros cuyo mayor mérito es hablar mucho y alto, no quita que en los sectores más liberales o izquierdosos haya habido una pléyade de dominicanos admirables por su seriedad y hombría de bien.

Está por ejemplo el teniente coronel Fernández Domínguez, uno de los líderes por no decir el principal jefe del grupo militar que inició la revolución del ’65, que buscaba no sólo una vuelta al gobierno del derrocado Juan Bosch, sino rescatar el prestigio de unas Fuerzas Armadas que durante casi toda la década del sesenta estuvieron mandadas por oficiales deficientes que nunca quisieron subordinarse al poder civil, ni cuando el Consejo de Estado, ni cuando Bosch, ni cuando el Triunvirato ni al principio del régimen de Balaguer.

Oficiales como Fernández Domínguez –fallecido por su exceso de entusiasmo- deben recordarse como ejemplo de rectitud y honestidad. Su actuación salvó el honor de las Fuerzas Armadas en un momento en que la moral entre la oficialidad estaba de capa caída. Pero ¿acaso no había también en el bando que no era “constitucionalista” oficiales dignos y probos? Pues claro que los había, porque en ninguna sociedad dividida por conflictos políticos puede afirmarse que todos los buenos o todos los malos estén de un solo lado.

El líder del “Catorce de Junio”, Manolo Tavárez Justo, ha sido justamente resaltado por la historia como uno de los políticos jóvenes de principios de los sesenta más carismático y admirable.

Es una pena, y quizás un fenómeno digno de estudio, el que la mayor parte de los héroes de la izquierda dominicana son muchachos que fallecieron en aras de sus ideales sin alcanzar los logros anhelados. Muchos contemporáneos suyos sobrevivieron y se curaron del virus marxista y han realizado notables aportes a la sociedad dominicana. Esos también merecen reconocimiento.

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