Hábitos culturales de la oligarquía dominicana

Hábitos culturales de la oligarquía dominicana

El nicho de mi reflexión no está en demostrar la inexistencia económica, política y social de una burguesía dominicana, inexistencia que fue demostrada por Juan Bosch durante el desarrollo del debate que sostuvo con los intelectuales de izquierda en los primeros años del decenio del 70, sino situar los efectos ideológicos de los hábitos y prácticas culturales de una oligarquía que no cuajó como burguesía y que tienen mucho de precapitalistas o premodernos.

Yo no estaba en el país, pero me asegura Andrés L. Mateo que los trabajos de los participantes se publicaron en la revista Ahora. Lo doy por sentado y, agrego, además que en cuanto concierne a Bosch, el fruto de su reflexión, y su respuesta a esas izquierdas, está contenido en  las obras suyas que ya cité  anteriormente: “Capitalismo tardío en la RD”, “Clases sociales en la RD”, “Composición social dominicana” e “Historia de la pequeña burguesía en la historia dominicana”.

Los norteamericanos estimaron en 800 millones de pesos la fortuna de Trujillo al morir. Pero un hombre que conoció los entretelones y administró propiedades del dictador, luego del inventario del contador Tirso Rivera y del paso de las propiedades inmobiliarias de Trujillo a la fundación que creó Ramfis antes de salir huyendo, dijo en una conferencia privada que el monto de la fortuna del Jefe, incluido lo de la esposa e hijos, fue de 250 millones de dólares.

Pero este hombre poderosamente rico, el político más rico del país y del Caribe, y quizá de América Latina, es catalogado por Bosch como el primer capitalista dominicano, pero no como burgués, pues cuatro ricos como Esteva, Vitienes, Corripio, un Bonetti, un Bermúdez, un Cabral o un Brugal, ni juntos ni por separado, constituían burguesía en 1961, pues esta necesita en el ámbito político las características señaladas en mi trabajo anterior, aparte de que los rasgos culturales que acompañan al proceso de formación y consolidación de una burguesía están totalmente ausentes en nuestro país.

¿Cuáles son esos rasgos culturales e intelectuales? En primer lugar, asumirse como sujeto burgués y como clase. Bernard Groethuysen demostró en su libro “Los orígenes de la mentalidad burguesa en Francia” (Gallimard, 1927), que allí donde el burgués no se asume como tal y siente vergüenza de serlo, no hay todavía burguesía.

A este proceso de asunción del burgués como sujeto, le son solidarios los siguientes rasgos: la creación de una cultura burguesa que implica un cambio en el discurso, la cocina,  el amor,  la literatura, los deportes extremos, la música, sobre    todo con el hábito y comprensión del burgués de lo que es la ópera. El sello burgués debe transformar toda la cultura precapitalista anterior.

A quienes la izquierda identificó como burgueses o burguesía, después de la muerte de Trujillo, para enfrentarlos políticamente, no eran más que un fantasma que se avergonzó de semejante calificativo. Todavía hoy, en 2009, el sujeto a quien se le califica de burgués ve un ataque peyorativo a su persona, señal de que no se acepta como tal y no tiene, por lo tanto, conciencia de clase.

Trujillo es el  primer capitalista dominicano, pero no es el primer burgués dominicano. En punto a hábitos culturales, su cocina era criolla. Mucho se ha escrito y hasta se hicieron entrevistas en el pasado a las cocineras y cocineros del Jefe acerca de lo que comía Trujillo y disfrutaba comiéndolo. Moro de guandules con carne de cerdo o pollo y ensalada verde. Desayunaba con mangú, huevos fritos con cebollín y un vaso de leche o jugo de jagua. El vino no entraba en su consideración. Bebía la cerveza de cuya fábrica era accionista. Cargaba ron y cerveza al hipódromo (revelación del buen locutor y abogado Dr. Núñez Fernández). Bebía coñac Carlos I, que en España llaman brandy, y agua Poland. Sus gustos literarios se quedaron en el romanticismo y el modernismo retórico. Le gustaba declamar poemas. Un burgués no declama poemas, los aprecia, conoce a los autores, pero se queda ahí o hace un uso práctico de ese conocimiento. Trujillo había llegado quizá a sexto curso de primaria, tenía excelente caligrafía pero tanto él como sus hijos escribían con abundantes faltas a la ortografía. No está documentado si presenció la única ópera que se montó durante su reinado: Cavallería rusticana.

Su mentalidad era la de un hatero

Es reveladora la foto donde se le ve vestido de punto en blanco, sombrero de jipijapa, polainas y corbata negra junto a los obreros que organizan los bidones de leche en la hacienda Fundación. Él era propietario, presidente, administrador y tesorero de su hacienda, al igual que su hermano José Arismendi lo era de La Voz Dominicana. La concepción del amor de Trujillo era la del macho latino y culturalmente la del español violador de doncellas y conquistador de mujeres casadas y, en eso, su mentalidad es la de los españoles medievales analizados por Antonio Gil Ambrona en su libro “Historia de la violencia contra las mujeres. Misoginia y conflicto matrimonial en España” (Cátedra, 2008).

De Trujillo al 2009, lo que fue un conato o intento de burguesía, derivó, ferozmente, en la conversión de un frente oligárquico (estudiado en su especificidad económica por Esteban Rosario) encastado endogámicamente a través de alianzas económicas y matrimonios de conveniencia entre los mismos miembros del grupo (ver el organigrama con los cruces de apellidos entre miembros masculinos y femeninos de esa oligarquía en el libro de Rosario, “Los dueños de la RD”. Estos cruces matrimoniales impiden la conversión en burguesía, y profundizan los hábitos culturales precapitalistas en esa clase, sobre todo cuando saliéndose de las normas algunos oligarcas se casan con mujeres trepadoras pertenecientes a la pequeña burguesía.

Trujillo instauró el chisme como asunto oficial de Estado. Inauguraba los encuentros con sus ministros y militares en el  malecón con la célebre pregunta: ¿Qué dicen hoy los enemigos de Trujillo?, o ¿Cuáles son las noticias del partido de los enemigos de Trujillo?  Todos competían por informar al Jefe los más candentes chismes de la actualidad, las infidelidades conyugales, tal ministro o funcionario estuvo borracho en tal lugar, que el matrimonio de Fulanita con Zutano estaba a punto de disolverse, que la hija de Fulano había vendido a crédito y la iban a casar con Menganito para arreglar el escándalo. Esos mismos chismes y las historias de las vidas rotas son hoy objeto de los mismos comentarios en los “country” clubes, casinos y lugares de esparcimiento de los miembros de la oligarquía dominicana, quienes confían su intimidad a “Ritmo Social” y “En Sociedad” y hasta posan para mostrar su vida hogareña en un gesto de frivolidad narcisista  o de cultura “light”.

En la próxima entrega veremos las prácticas y las ideologías que una clase burguesa debe transformar para ser considerada como tal.

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