Los gérmenes dentarios inician su formación en la vida intrauterina y los primeros en aparecer en la cavidad oral es alrededor de los cuatro meses del infante. Es importante recordar que la primera dentición, consta de veinte piezas dentarias y la permanente de treinta y dos; entre sus principales funciones se puede citar: alimentación, fonación y estética. En el proceso de erupción intervienen diferentes factores, unos considerados como fisiológicos otros no.
En este artículo se resaltarán los no fisiológicos y sus consecuencias, los cuales se desarrollan en las diferentes etapas de la vida, inicia de desde muy temprana edad sin importar: sexo, raza, etc.
Se define como mal hábito, una conducta repetitiva, generalmente de forma inconsciente, adquirida; tienden a ser difícil de abandonar sin tratamiento.
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En el área de la odontología y en cuanto a niños se refiere, los más comunes son: succión digital, bruxismo, bebidas azucaradas con el biberón y uso del chupete más allá de los dos o tres años. Estos no solo intervienen en un correcto proceso eruptivo dental, también pueden afectar la salud oral y general del niño.
⁃ El hábito de chuparse uno o más dedos, inicia en ocasiones desde el vientre de la madre, generalmente es abandonado antes de los dos años de vida. La persistencia del mismo produce maloclusiones dentales, dificultad en el proceso de aprender hablar, desviación dentaria, procesos infecciosos repetitivos, entre otras.
Es uno de los malos hábitos más comunes y difíciles de eliminar, ya que el niño siempre tiene a su alcance sus dedos.
⁃ Uso del bobo o chupete, generalmente los padres lo prefieren al anterior, pues cuando este se “pierde” pasarán unas horas o días de angustias, pero ya no está y el niño adaptarse en ocasiones a otro es difícil. Las consecuencias son muy similares al mal hábito anterior.
⁃ Bebidas azucaradas con el biberón o vasito de chupete, especialmente cuando se utiliza como último alimento del día, a la hora de llevar el niño a dormir. En ocasiones se deja incluso el biberón en boca mientras el niño duerme, está alta carga de azúcar en la cavidad oral encuentra las condiciones ideales para iniciar el proceso de descomposición y desmineralizar el esmalte de los dientes, afectando principalmente las superficies vestibulares, siendo este el primer paso de lo que probablemente se convertirá en caries rampante y todas las complicaciones que esta acarrea: dolor, procesos inflamatorios, desnutrición, pérdida del apetito, desarrollo de procesos infecciosos recurrentes, traumas psicológicos, burlas. Estás también son conocidas como caries de biberón y representan una condición, sumamente negativa para el bienestar, salud oral, mental y general del niño.
⁃ Bruxismo, es el crujir de dientes, es común en la época de la dentición mixta, asociado también a la ansiedad. Se asocia al desgaste de las superficies dentales y las malas oclusiones.
El tratamiento de los malos hábitos es bastante similar, generalmente es multidisciplinario, siendo el odontopediatra, general mente el primero en diagnosticarlo.
Es importante que los padres reconozcan y acepten que el niño tiene esta situación, luego que el tratamiento es necesario para solucionarlo, el cual va principalmente desde terapia, autocontrol, apoyo del entorno, sustitución del mal hábito, aparatología fija o móvil y refuerzo positivo y chequeo por el profesional de forma continua. Es un proceso largo, donde la paciencia y el persistir debe primar, en ocasiones se va a retroceder, pero que no sea opción abandonar el tratamiento. Siga las instrucciones del profesional de la salud y evite posibles complicaciones