Hábitos saludables para niños saludables

Hábitos saludables para niños saludables

POR ANNA JIMENEZ
Al igual que en el caso de una alimentación saludable, es mucho más probable que los niños quieran llevar un estilo de vida activo cuando otros miembros de la familia comparten ya ese hábito. Trate de encontrar maneras de incluir actividad física poco a poco en la rutina de su familia. Estos son algunos consejos para lograr que los miembros de su familia se unan en la práctica de actividades físicas.

Planee actividades físicas frecuentes para toda la familia. – Dé una caminata después de la cena con toda la familia tres veces a la semana, o lleve a sus hijos a la piscina todos los sábados por la tarde.

Limite el tiempo que se pasa frente a la televisión, la computadora o los video juegos a una o dos horas por día.

Concéntrese en la diversión más que en habilidades determinadas. Si una actividad física les resulta divertida a los niños, es mucho más probable que quieran hacerla.

Aliente a sus hijos para que jueguen al aire libre con otros niños, asegurándose siempre de que jueguen en un lugar seguro.

Prémielos con actividades físicas que les resulten divertidas. Cuando su familia logre cumplir con uno de los objetivos fijados, celébrelo con una salida divertida y activa que todos puedan disfrutar juntos. Por ejemplo, vaya con sus hijos a jugar golf en miniatura, practique béisbol en una jaula de bateo, visite un parque de diversiones acuáticas, vaya a andar en canoa, a hacer una caminata en el campo o la montaña, o a patinar sobre hielo.

Incluya actividades físicas en su rutina diaria. Utilice las escaleras. Estaciónese más lejos del negocio al que se dirige y camine. Haga que su hijo tome parte en tareas que impliquen algún tipo de actividad física, como limpiar, trabajar en el jardín o sacar a pasear el perro.

Bríndele a sus hijos la posibilidad de practicar una variedad de actividades físicas y déjelos elegir luego las que más les gusten.

Estas son algunas actividades que puede intentar hacer junto a su familia:

Recuerde que los niños con exceso de peso pueden no sentirse cómodos a la hora de practicar deportes en equipo, por lo cual aquellas actividades en las que todos pueden participar independientemente de las habilidades de cada uno suelen ser las más adecuadas. Si a pesar de todo a sus hijos les interesan los deportes que se juegan en equipo, aliéntelos y ayúdelos para que se puedan integrar a algún equipo local. Algunas de las actividades que no dependen de un nivel determinado de habilidad son las siguientes:

Salir a caminar, bailar, volar chichigua, hacer caminatas en el campo o la montaña, andar en bicicleta, jugar boliche, salir a trotar, jugar al aire libre, nadar, jugar a perseguir y tocar a otros participantes.

EN LA NUTRICIÓN

Compartir las comidas en familia le brinda la oportunidad de ayudarle a su hijo a desarrollar una actitud positiva con respecto a la comida. También le permite a usted convertirse en un modelo de hábitos alimenticios saludables, asegurarse de que sus hijos consuman alimentos nutritivos, incluir nuevas comidas en la dieta diaria, establecer un horario fijo de comidas y aumentar sus posibilidades de contacto directo con cada uno de los miembros de su familia.

Estos son algunos consejos para aprovechar al máximo las comidas compartidas en familia:

En vez de servirle un plato especial al niño que está excedido de peso, prepare comidas saludables que toda la familia pueda consumir. Esto generará un entorno alentador y positivo.

Establezca horarios fijos para cada comida. Sin un horario, los niños tienden a consumir una mayor cantidad de refrigerios, y generalmente eligen aquellos que tienen mayor contenido de calorías.

Cuando han sido planeadas, por lo general las comidas son más saludables. Por este motivo es bueno que planee los menús una semana a la vez. Lleve un registro de los menús que ha creado, para que pueda remitirse a los mismos en el futuro cuando necesite ideas para esa comida saludable que tanto le gusta a su familia.

Cualquier refrigerio debe consumirse por lo menos una hora antes de la comida. Dos o tres refrigerios por día son suficientes para la mayoría de los niños. En la página 9 encontrará sugerencias para preparar refrigerios saludables.

Organícese de tal manera que la familia comparta por lo menos una comida al día. Si le resulta muy difícil reunir a todos para la cena, intente reunirlos, por ejemplo, para el desayuno. Intente designar una noche por semana como «la noche de cena en familia.»

Asegúrese de que las comidas o refrigerios se consuman en la cocina o comedor. Evite comer frente al televisor o la computadora.Colabore con su hijo para que éste sea capaz de discernir cuándo siente hambre, es decir, cuándo su cuerpo realmente necesita recibir alimentos, y cuando está satisfecho.

No le restrinja la comida más allá de lo necesario. Esto puede generar preocupación en su hijo con respecto a la comida y hacer que se sienta castigado o rechazado. Cualquier dieta que restrinja el consumo de alimentos debe llevarse a cabo bajo el control de un profesional de la salud.

No utilice la comida para premiar, consolar o castigar a su hijo.

No fuerce a su hijo a comer todo lo que hay en su plato.

Aliéntelo para que coma lentamente. Cuando comemos demasiado rápido, nuestro cuerpo piensa que necesita más comida para sentirse satisfecho. Esto se aplica tanto a jóvenes como a adultos. ¿Cómo se puede lograr que aquellos que comen muy rápido lo hagan un poco más despacio? Estos son algunos consejos:

Deje el tenedor sobre el plato entre cada bocado.

Trague un bocado antes de tomar el siguiente.

Si su hijo quiere repetir, hágalo esperar cinco minutos para luego ver si todavía siente hambre. Asegúrese de que la segunda porción sea de la mitad del tamaño de la primera.

Divida la comida de tal manera que se coma de a uno por vez cada plato que la compone. Comience con los alimentos bajos en calorías (frutas, vegetales, ensaladas) y luego pase a aquellos con un contenido calórico más alto (pan, pastas, carnes).

La familia es una parte muy importante en la vida de todos los niños. Por lo general, es el factor que más puede contribuir a que se concreten aquellos cambios necesarios para la salud de los mismos. Las investigaciones han demostrado que a menudo los niños presentan una mayor predisposición a consumir alimentos saludables y a llevar una vida activa si tienen el ejemplo de sus padres y de otros miembros de la familia. Es por eso que resulta tan importante que todos los miembros de su familia participen de manera activa en el desarrollo de una dieta sana y en la práctica de ejercicios. Si toda la familia participa…

Su hijo no sentirá que lo están dejando de lado o que se le castiga por estar excedido de peso.

Su hijo aprenderá de los ejemplos a su alrededor.

Comer de manera saludable y hacer ejercicio físico será mucho más divertido.

Todos podrán aprovechar los beneficios que brinda una alimentación saludable y una mayor actividad física.

Será más fácil mantener la motivación y que todos sigan esforzándose.

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