En mi condición de Presidente de la Academia de Ciencias (ACRD) tuve el privilegio de ser invitado por mi dilecto amigo Ing. Ramón Alburquerque al programa que conduce con notable acierto, transmitido todos los domingos por la Z-101, seguido por una notable y selecta radio audiencia convencida de que cuando “hablan los sabios”, transmisores de conocimientos y verdades, hay que escucharlos.
El tema sería dilucidar la situación creada por las recientes relaciones diplomáticas concertadas entre la República Dominicana y la República Popular China, y rompimiento de Taiwán, conocer diversas opiniones y comentarios, debatir las ventajas, riesgos y consecuencias posibles sobre un tema que, justamente, ha concitado, por su transcendencia, la atención de analistas, intelectuales, académicos, empresarios y políticos, de los medios de comunicación y del pueblo en general, desbordando nuestra frontera.
Como no presumo estar a la altura de los demás invitados al panel, teniendo el tema un fuerte componente político-partidista, traté de escabullirme pero Ramón, dotado del don de la palabra y la persuasión no es persona que se da por vencido: la Academia no puede marginarse, debe participar asistiendo en consecuencia junto al Dr. Eduardo Kinger, un conocedor profundo del tema en cuestión, miembro titular de la Academia, que gustoso aceptó el reto.
Como era de esperarse, la jornada fue estupenda. Se abre la peña, con palabras introductorias del anfitrión que no deja de intervenir arrojando datos precisos históricos y científicos en cada punto tratado, siendo enriquecido por valiosas aportaciones y enjundiosos comentarios de los contertulios, formidable panel variopinta que se sucede agotando su turno sin poder agotarlo. Onofre, eufórico, califica la medida de trascendente: “lo que nunca se ha hecho”; Chaljub rehace la historia y culmina: “China es una realidad, imposible ignorarla.” El río se desborda, se respira optimismo, Fafa anuncia: “el PRM apoya la decisión del gobierno de Danilo”, Luis Abinader desde la línea telefónica, corrobora. Múltiples llamadas. Díaz Jaquéz (PTD) no se queda atrás, Faña, reticente, con sus razones, recela; intervienen los jóvenes tecnócratas Jimmy y Larancuent, certeros, sale a relucir Marco Polo, la cultura milenaria de China, su extraordinario descubrimiento. Aparece Mao, vaticina: “los vientos del Este soplarán sobre occidente”, la guerra fría comienza, el temor al comunismo invade al Coloso del Norte (“América para los americanos) sus protegidos dictadores se entienden Chiang Kai Shek en Taiwán y Trujillo; la estrategia de Nixon-Kissinger, buscando ampliar su mercado, abre el agujero a China. 7 años después, ocupa asiento en el Consejo de Seguridad de ONU: “Onebeltoneroute” China es solo una. Segunda potencia mundial. Llega la pausa, las pizzas y Klinger se luce, el senador Zorrilla pone su pieza en el tablero, Olivo vislumbra el puerto de Manzanillo, paraíso inexplorado, Ellis Perez debuta, augura un turismo venturoso, desfilan airosos Miguel Peña, Dr. Palacios, viejos contertulios, Kimbler, acuciosa mujer vuela con aire de paloma mensajera. Se oyen voces extrañas: “La región no necesita otra dictadura.” Cierto, pero hay notables diferencias. Esta no alientan golpes de Estado ni cobija dictaduras despóticas: fusila funcionarios corruptos, vela porque sus inversiones sean provechosas para sus intereses y los pueblos. La voz de la morocha Mercedes Sosa resuena: Cambia, todo cambia.