Hablando de “mythos” con Rosa Julia Vargas

Hablando de “mythos” con Rosa Julia Vargas

POR LEÓN DAVID
– ¿CÓMO NACIÓ LA REVISTA MYTHOS?

El primer impulso surge con la intención de un grupo literario de realizar un boletín donde dejar asentadas sus creaciones y sus comentarios acerca de las lecturas que preferían. El grupo, miembro del ATENEO INSULAR, se llamaba DOMINGO MORENO JIMÉNEZ, lo que definió quién era la portada de ese primer número.

Tratando de conseguir información acerca de esta impresionante figura de las letras dominicanas nos dimos cuenta que no había a quién ni a dónde dirigirse. Buscamos en bibliotecas, en librerías, en internet, y en ningún lado aparecía toda la información que nos diera una idea clara del hombre en cuestión y de sus obras. Luego supimos que había hasta una biografía pero sin rastro de cómo llegarle. A través de la guía telefónica localizamos una nieta y el azar proveyó lo demás. Ese laborioso proceso fue la motivación principal. Mantenía a la vista la única fotografía que conseguimos para nuestra primera borrosa portada, y sentíamos que el espíritu del poeta se manifestaba a través de ella sirviendo de aliciente cuando uno llegaba a pensar que no valía la pena un esfuerzo en ese sentido y en un medio como el nuestro. La poeta Carmen Comprés seleccionaba y recitaba trozos de su poesía, mientras Enmanuel Bretón y Rosa Silverio barajaban nombres en la PC. El proceso de realizar el primer número parió la determinación de hacer lo mismo con los demás escritores dominicanos que también resultan prácticamente desconocidos para la mayoría de la población. Ese deseo de que más personas conocieran a nuestros escritores fue lo que convirtió ese boletín en algo más serio.

– ¿QUÉ PROBLEMAS TUVISTE QUE SUPERAR PARA LOGRAR QUE LA REVISTA SE MANTUVIERA HASTA EL DÍA DE HOY, CON MÁS DE VEINTE ENTREGAS?

Un día de estos se realizó en el Centro León un encuentro de representantes de revistas culturales del país y toda la jornada resultó muy graciosa, pues al escuchar lo que decían los demás fue como repasar ese camino escabroso de los primeros números de cualquier medio editado que se defina como cultural. Saber que se pretende hacer algo tan subjetivo como tratar de mejorar el nivel intelectual de la población, reconocer que la literatura -en nuestro caso- es una desconocida, que no sale de la isla porque nosotros mismos no estamos enamorados de ella y menos podemos pretender que lo estén en el exterior, y darse cuenta que en nuestro país no se reciben con entusiasmo estas iniciativas porque todo el mundo sabe que interesarán sólo a un público muy reducido; son algunas de las irregularidades de ese terreno. Al principio tuvimos, como parece ser normal en estas lides, algunas dificultades técnicas por no estar familiarizados con los procesos de diagramación e impresión y el tiempo que tomaba cada uno, lo que hacía angustioso el proceso de obtener el resultado final respetando una fecha establecida. Para evitar esos inconvenientes se cambió la frecuencia de edición de bimestral a trimestral, plazo con el que ahora nos manejamos cómodamente. Nos hemos mantenido hasta la fecha porque reconocemos las limitaciones de nuestra sociedad para apoyar este tipo de proyectos y no nos rendimos a aceptarlo. Vamos a cambiar esa actitud y mientras, crecemos despacio. Primero conseguir el anuncio o el patrocinio y luego añadir otra página. Hemos permanecido porque somos conservadores, pero sobre todo por razones que nada tienen que ver con lo económico. Porque es cierto lo dicho por M Yourcenar de que “un círculo de simpatías y espíritus vinculados por las mismas inquietudes se forma a través del tiempo” y hace posible que las ilusiones continúen materializándose. El entusiasmo es la base. El de Altagracia Pérez y Juan Luis Guzmán desde los primeros números y el de los nuevos miembros del comité de edición que se refleja en los núeros recientes, constituyen los pilares sobre las que se sostiene un proyecto como este. Claro está que de la mano de un puñado de instituciones tradicionalmente ligadas al ambiente cultural –benditas sean– cuya dirección es sensible al arte y disponen en puestos claves de funcionarios que también lo son.

– ¿QUÉ ES LO QUE, HASTA AHORA, TE HA PRODUCIDO MAYOR SATISFACCIÓN CON LA EMPRESA EDITORIAL DE TU REVISTA?

Sin la mínima duda he sacado un provecho personal. Conocer a veces en persona y otras a través de sus párrafos luminosos a los escritores dominicanos. Darse uno cuenta de que no estamos solos en esta atracción rotunda que se siente por el arte y la literatura. Aprender a reconocer la poesía y la buena prosa manteniendo las propias preferencias y criterios y aceptando los de otros. Palpar que esta es una tierra de poetas y dejarse impregnar de sus creaciones. También la retroalimentación proveniente de lectores y colaboradores que nos hacen llegar sus mensajes, o que de alguna manera nos manifiestan su interés, lo que en su momento nos recarga las baterías del optimismo. Y asombro y júbilo, ante el afán de colaboración y absoluto respaldo de la clase intelectual de nuestro país. Y satisfacción ante el respeto y el apoyo de la prensa hacia las revistas culturales.

– ¿CUÁL ES LA IMPORTANCIA DE UNA REVISTA COMO MYTHOS EN EL MEDIO CULTURAL DOMINICANO?

Mythos es una revista coleccionable. Cualquiera que desee tener conocimientos de literatura dominicana le basta con tener a mano esta colección. Quien desee disponer de una lectura variada, dominicana, caribeña, latina, sin excluir los necesarios toques de los genios de la literatura universal, en cualquiera de las vertientes literarias, poesía, ensayo, narrativa corta, le basta con tener a mano esta colección. Mythos es material de referencia para muchos profesores de literatura que desean introducir a sus estudiantes en la lectura de temas nuestros. Los escritores del siglo que acaba de finalizar todavía no aparecen en textos y si lo hacen no es con la prodigalidad que le dispensamos en este medio creado expresamente para eso. Su importancia radica, aunque no debo ser yo misma quien lo diga, en que es una publicación que no se apega a generaciones, movimientos, escuelas, grupos o tendencias. Los criterios de calidad y variedad son los que determinan el contenido.

 ¿A QUIÉNES VA DIRIGIDA LA REVISTA? ¿POR QUÉ RAZONES NO DEBE DEJAR DE SER LEÍDA?

Reconocemos que en RD se lee poco. Por eso seguimos una línea para atraer lectores. Nos dirigimos a los espíritus sensibles que buscamos al azar entre la generalidad de la población. Estudiantes y escuelas, porque es en las aulas y no en Secretarías fantasmas donde en verdad se fortalece la cultura. A los curiosos. A los intelectuales no entronizados. Pero sobre todo a los amantes –potenciales y declarados– de la lectura.

No debe dejar de ser leída por quien se precie de tener o de querer tener “un mínimo de cultura, de sentido común y de refinamiento espiritual”, usando una frase que me gusta mucho de un ensayo del autor de esta columna, León David, para definir nuestro deber de conocer todas nuestras vertientes culturales y saber que existen otros tópicos de conversación además del orgullo por nuestros merengueros y peloteros, o todo lo contrario por algunos banqueros y políticos.

¿QUÉ NUEVAS METAS PERSEGUIRÁ ESTA REVISTA EN UN FUTURO PRÓXIMO?

Nuestra meta, ahora que la revista ha aumentado el número de páginas, y que ha ido perdiendo ese aire de “criatura delgada y sin color” que definimos en el primer número, es aumentar la circulación, convertirla en un medio de “masas”, disponible en todas las escuelas y colegios del país, en todas las oficinas, en todas las bibliotecas. Es solo cuestión de proponérselo. Estamos ya analizando las estrategias para hacerlo.

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Rosa Julia Vargas es de Santiago, egresada de la PUCMM en las carreras de Administración de Empresas (1978) y Contabilidad (1983), las que ha ejercido en Empresas Privadas, en la Banca, y como Profesional Independiente.  También ha impartido docencia en su especialidad en la misma Universidad. Apasionada desde siempre por la lectura concluye que esta se acumula y como un envase que se rebosa se derrama en creación. Esta es la forma de explicarse el traslado de su interés cada vez más hacia las letras.  En 1998 publica la novela El Rastro de Caín, un conflicto familiar generalizado que se sitúa en el ambiente de Pueblo Corazón, como llama en la ficción a su ciudad natal. También ha escrito varios cuentos, algunos de los cuales han sido premiados y aparecen en dos antologías del Concurso de Cuentos Radio Santa María. Desde finales de 1999 es fundadora y directora de la Revista Literaria Mythos.

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