La versión femenina del complejo de Edipo -como le llamó Freud-, es el amor de la niña hacia su padre acompañado de hostilidad y celos hacia la madre, lo cual, bajo un concepto psicoanalítico se conoce como el “Complejo de Electra”, y tiene su origen, según Freud, en la inevitable experiencia que toda niña sufre de la llamada «envidia del pene», y es preciso que se supere para que, en la etapa genital y ya adulta, la mujer pueda dirigir adecuadamente su libido hacia los varones.
En la mitología griega se hablaba de Electra, la hija de Agamemnon, quien tras la muerte de su padre, conspiró para asesinar a su madre. De allí el nombre de lo que en psicología se conoce como Complejo de Electra, término propuesto por Carl Gustav Jung en 1912 para designar la contrapartida femenina del complejo de Edipo. Es una situación que suele suceder con tanta frecuencia que incluso pudiera llegar a pasar desapercibido y cuando menos lo creas, bien o mal estás involucrada con un hombre que parece el clon de tu papá.
Si nos remontamos a la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud, que fue el primero en hablar al respecto, él aseguraba que los niños atravesaban por una etapa de enamoramiento con sus padres la cual iba desapareciendo con el tiempo. Sin embargo, como bien conocemos, en muchas ocasiones las personas que no logran superar este apego comienzan a buscar inconscientemente a sus padres en sus parejas.
Según también el mismo Carl Jung, el Complejo de Electra es algo muy común a todas las niñas en algún momento de la infancia aunque, en algunas ocasiones, va más allá.
La fijación afectiva o enamoramiento hacia el padre puede generar una situación de rivalidad con la madre. Se supone que es una dinámica normal en el desarrollo de las pequeñas, que puede observarse a partir de los 3 años y que en un plazo de dos años suele resolverse de forma natural.
Al contrario que en los niños, esta circunstancia es menos clara y pasa más inadvertida, puesto que las niñas tienen un vínculo muy estrecho con las madres, lo que les dificulta mantener la competitividad con esta. Casos donde hemos visto mejor resueltas estas manifestaciones, se produce una predilección de la niña hacia su progenitor.
Sin embargo, en los casos patológicos se puede producir lo contrario: que la niña rechace al padre al sentirse defraudada por haberla rechazado.
El contacto con tu padre es el primero que experimentas en tu vida con el otro género. Por eso debe ser lo suficientemente trascendental, ya que a partir de aquí se moldearán tus relaciones con el sexo opuesto. Si tu papá fue una persona respetuosa, cariñosa y que siempre te trató bien, entonces quizás busques una relación así de saludable.
Para la psicología neofreudiana, quienes sufren de Complejo de Electra nunca lograron superar satisfactoriamente la etapa fálica del desarrollo sexual en la infancia, la que termina en una reconciliación con su sexo y el rol de la madre como espejo en su identidad.