Hablando de las ratas en general

Hablando de las ratas en general

Empezamos diciendo que los hijos de la milenaria nación China tienen un año que pertenece a las ratas. Y allá mismo, dicen algunos por aquí, que se comen las ratas de los arrozales. Se cuenta que en Europa llegaron a padecer terribles pestes ocasionadas por las ratas negras, que vivían en los pisos de las viejas edificaciones, en cloacas, zanjones y en los cementerios. Pero para la salvación de los europeos, aparecieron las ratas grises, que eran carnívoras y se comían a sus congéneres las ratas negras.

Por aquí por estas latitudes, se habla de la inteligencia de las ratas. Los campesinos dominicanos cuentan muchas cosas de ellas. Afirman que los huevos de las gallinas se los roban entre dos ratas. Una abraza el huevo y la otra remolca a la abrazadora. También de las botellas se roban la manteca y el aceite, metiendo el rabo y chupándose el rabo. Y cuando tienen piojos se los quitan cojiendo un algodón en la boca. Y metiéndose en el agua, los piojos se van al algodón. Y entonces las ratas sueltan el algodón con los “pedículos”.

Como estamos hablando de las ratas en general, por aquí se han conocido “las ratas de bibliotecas”. Estas constituyen una clase dañina y son asaz perversas. Se atiborran de cosas. Y llegan al caso, que aunque estén en el ocaso, cuando no encuentran de quien burlarse, entonces se burlan de ellas mismas.

Creo que estoy diciendo cosas ciertas, que son hijas de la verdad. Y decir la verdad, predicarla, es tarea de cualquiera. Hasta de un estúpido o un idiota; pero predicar la mentira de manera permanente esa es tarea, ese es asunto de un genio. De un auténtico genio del mal. Igualmente de manera superba, puede hacerlo un plañidero político. En esta tierra el prototipo  ha sido un tal “general Gollito Polanco”.

Gollito embaucó a Lilís, a Mon Cáceres y hasta a Trujillo. Gollito era cibaeño y  cuando Lilís mandaba vino a la Capital. Y Lilís le dio unas morocotas, para que cojiera una parte y la otra parte correspondía a los muchachos que lo seguían en los momentos de los brinbranes. El marrullero se cojió todas las “peluconas”.

Ocurrió que Lilís fue de visita a Santiago y se topetó con el marrullero. Y cuando Lilís le trató lo de la extraña “repartidera”, el ladino Gollito le dijo: “Li1ís en una mata, si el tronco está contento, por obligación las ramas tienen que estar contentas”. Así hablaba una verdadera rata política campesina. ¡La peor de todas! Más hacia adelante, cuando Mon Cáceres, hubo una reunión en Estancia Nueva, donde  el Presidente predicó a los “generales de Concho Primo”, la conveniencia de la Paz.  Y le dio un breve turno a Gollito Polanco, quien solamente manifestó: “Sí Mon, la paz es buena… pero con sueldo”.

Ahora llegamos al Caso de Trujillo. Esto fue en Santiago, cuando dio inicio al cuento de los desfiles. No para tributarles homenaje a los héroes. Sí  no para meterle miedo al pueblo, por vía de las armas abundantes de los  “desfilantes”, que ya se llamaban “La Guardia del Jefe”. Trujillo hizo que a su lado le sentaran a Gollito Polanco, que ya se encontraba viejo. En un momento dado, e1 cínico “Jefe ilustre” se dirigió a Gollito preguntándole que “cuál era su parecer, con respecto a los hombres bien uniformados y bien armados, que ese día desfilaban”.

El marrullero Gollito le respondió: “Bueno sí, Jefe. Los muchachos, sus pollitos lucen bien. Pero no se olvide que los pollos, antes de llevarlos a la gallera hay que probarlos… Hay que toparlos”. Nuevamente el amo y señor de todos los merengues, volvió a dirigirse a Gollito, ahora de este jaez. “¿General Polanco, qué opina usted de mi gobierno?”. Gol1ito le respondió: “Bueno Jefe, el tabaquito es fuerte. Pero ello, hay que fumárselo”.

De la “desaparición del cuestionador de Gollito” han pasado ya cuarenta y ocho años. Y el que ocupa “hogaño” la poltrona palaciega, inteligentemente “matriculó” a los causa-habientes de Gollito. Y también como excelente seguidor de “Mandrake”, alucinó a los parlafinos. Y  a los “cálamo-currenteadores” de toda laya y pelambrera, ya verá él, cuál es la indicación de Kali Khan, el rey de los fakires de la  Arabia Pétrea. Y para el 24 de abril de este 2010, superados fueron Stan Laurel Olivier Hardy y Carlitos Chaplin (Charlot). Los proscenios se multip1icaron, iluminados  por réplicas de la lámpara de Aladino. Ahora esperemos la aparición de Giafar en su caballo volador. “Cuentos de las mil y una noches”. ¡Qué viva Harum-Al-Raschid, amigo de Carlomagno, a quien le mandó de  regalo un reloj de sol y un elefante.

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