«Hablando, la gente se entiende»

«Hablando, la gente se entiende»

COSETTE ALVAREZ
Con ésas me salió un señor en el estacionamiento de la CAASD, después que pasé no sé cuántos minutos dando vueltas en busca de un espacio para dejar mi carrito y poder pagar la factura del agua. Quiero que sepan que no había nadie más pagando agua ni basura en el local, por lo que todos esos vehículos que ocupaban casi en su totalidad el área de parqueo pertenecen a la institución misma o a sus empleados. Los pocos espacios desocupados estaban bloqueados por unos aros rellenos de cemento desde cuyo centro sale un tubo que supongo facilita su manipulación.

Y, evidentemente, ese señor los quita, si se habla con él. «Es que usted no había hablado conmigo. Hablando la gente se entiende.» De lo único que estoy segura es que no era a mí que el hombre esperaba con un espacio reservado. Era, simplemente, a quien estuviera dispuesto a alquilarle un espacio público que, para su desgracia, no era yo. Por supuesto que dejé el carro ahí, pero no «hablé» con él.

Por ése y otros tipos de incidencias evito los viajes a esos antros, pero este mes no pude pagar mis facturas en el banco porque, a falta de luz, la planta colapsó y no había sistema. Pues les cuento que «fue Dios»: según la cajera de la CAASD, el banco donde generalmente pago el agua, a estas fechas, no ha reportado mi pago del mes de julio.

No creo que el banco haya decidido quedarse con trescientos y pico de pesos de la CAASD. Creo que el empleado bancario, o quien recibe los reportes en la CAASD no completó su trabajo, poniéndome con ello a gastar gasolina, tiempo y energía, porque ya pueden imaginarse el efecto que me hizo escuchar que debía la factura del mes pasado, y la insensatez que esperan de mí para resolver un problema en el que no puse nada: que me dé otro viaje hasta allá, o mande un fax con la factura sellada, para entonces ellos hacerme el favor de confiar en mi palabra y acreditarme el pago.

Un detalle bastante llamativo es que varias personas, que pagan en diferentes estafetas autorizadas, no solamente se están quejando de lo mismo, sino que me hicieron notar que las facturas del mes pasado llegaron exactamente por el mismo monto que las del mes anterior. Así vivimos. Es demasiada coincidencia que tantos de nosotros hayamos consumido la misma cantidad, hasta la última gota de agua, durante dos meses consecutivos. Porque tampoco crean que siempre hay agua.

Igualmente, pago una basura que nunca recogen y, cuando se equivocan, alteran toda la vida entre el escándalo de los empleados pidiendo a gritos dinero para comer, la forma en que tiran los tanques y el inigualable estilo de detener el camión compactador en el mismo medio de la calle, impidiendo el paso en todas las direcciones, no hablemos del «perfume de gardenias».

Hace cinco días que me devolví de la entrada del residencial a sacar la basura, porque vi entrar el camión. Pues parece que solamente pasaron por dos o tres de las pocas calles que tenemos, porque mi basura todavía está donde mismo la dejé, al igual que las de otros vecinos quienes me oyeron decir que por ahí venía el camión.

Deberíamos tener humor para reírnos cuando vienen a cortar la luz. ¿Cómo es que se atreven a cortar la luz por falta de pago? ¿Cómo es que nos quedamos tan campantes ante la noticia de que han contratado expertos en cobros de luz, en vez de sacar de debajo de la tierra un mago en proporcionar el servicio? Lo mismo el telecable, aunque en menor medida. De todos modos, el cable debería ser un lujo (si no fuera por la interferencia), mientras que la luz es vital.

Los ciudadanos dominicanos somos maquinitas de fabricar dinero para mantener estafadores y no de cualquier manera, sino a todo dar. Ahora no son pocos los que, sin previo aviso y sin derecho siquiera a réplica, mucho menos a prestaciones, han sido pasados de empleados a prestadores de servicios. Nos están empujando a convertirnos en delincuentes o, como alternativa, a suicidarnos. Así no se puede vivir.

¿Ha notado, de casualidad, la cantidad de aparatitos de pasar tarjetas (verifon) «dañados»? ¿Ha revisado todo lo que le descuentan en los bancos por usar las tarjetas de débito y por pagar con cheques? ¿No le sorprende la rifa de Impuestos Internos con los números de aprobación de los pagos con tarjeta? E’ pa’lante que vamo’.

Que, si no tiene nada mejor que hacer, dedíquese a sacar un pasaporte, o a pedir una cita a un funcionario, y después me cuenta. No sé usted, pero yo estoy réquetejarta. Esto está como para ponerse un cohete en salva sea la parte y explotar.

Ni siquiera puede una distraerse leyendo la prensa, porque terminamos vomitando de tantos espacios pagados y «pagados» dando coba, declarándose soldados del presidente, y de ahí para allá. Todo, con dinero nuestro. Cada vez que habla un funcionario, presidente incluido, el único mensaje claro es hasta qué punto cuentan con nuestra ignorancia. Nos consideran tarados.

Para terminar, mi inagotable capacidad de asombro está a tope con la incoherencia de los reformistas. Precisamente el partido que patentizó el clientelismo se da el lujo de expulsar a un recurso como Modesto Guzmán, con lo que cierra las puertas de la posibilidad de empleos a muchos reformistas en todo el país, dejando a Modestico libre de compromisos, puesto en bandeja de plata para manifestar su gratitud a los peledeístas que, por segunda vez, lo nombran en el Correo.

Parafraseando a Rubén Blades, «Sergia Elena está contenta y su familia está asfixiá.» Porque, si no hubo reunión de comité para aprobar o rechazar el nombramiento de Modesto, ¿de dónde salió la decisión de borrarlo de los registros? Conste, no es que me importe. Sólo hago el señalamiento, del mismo modo que señalé que si Pacheco se reeligió en la Cámara de Diputados por unanimidad, Lila Alburquerque votó por él y, como aprovecho ahora para señalar que la vacante dejada por el regidor peledeísta asesinado en Piedra Blanca justo antes de juramentarse como perredeísta, es al PLD que le queda y no a otro partido. Es que unos se entienden «hablando». Otros no.

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