Hablemos de costos y precios

Hablemos de costos y precios

La electricidad es un insumo que podemos definir como universal por su intervención en virtualmente todos los procesos industriales y comerciales. Esa maravilla de la física tiene una influencia decisiva en los costos de prácticamente todos los bienes y servicios. De ahí que una fluctuación en el precio de la electricidad se transfiere a los precios de todo bien y servicio. Probablemente este razonamiento tan elemental, pero realista, no estuvo entre las variables ponderadas para autorizar un alza de un 11% en la tarifa de la electricidad.

 En un país en que la interacción entre oferta y demanda no es la única determinante del comportamiento del mercado y en el que predomina especulación excesiva, es fácil prever que el alza de un 11% en la tarifa de electricidad provocará aumentos de precios considerables. Ya hay sectores de la industria y el comercio advirtiendo sobre lo que viene como consecuencia del aumento de la tarifa eléctrica.

Es oportuno observar  que las alzas de costos que se derivarán del alza de la energía serán un agravante del encarecimiento provocado por las interrupciones de la electricidad, que obligan a la industria y el comercio a comprar energía alternativa de alto precio y baja eficiencia. Sin duda se ha cargado a los usuarios el costo de la incapacidad de las distribuidoras para cobrar la electricidad cara y mala que colocan en línea.

Hay que castigar esa barbarie

La práctica del linchamiento se ha hecho recurrente en este país y una de las causas que la estimulan es la falta de castigo para los autores. No se puede negar que la gente se hace justicia por sus manos porque se siente desprotegida ante la ofensiva de la delincuencia y una justicia endeble, a la que se culpa por la impunidad y la alta reincidencia. Pero es obvio que el hecho de que no se investigue ni se castigue el linchamiento de presuntos delincuentes, es un estímulo para esta práctica sádica.

El asesinato y descuartizamiento de un presunto delincuente en Yaguate, San Cristóbal, es un hecho revelador del poco esfuerzo que hacen las autoridades para sancionar los linchamientos. La Policía afirma que “una multitud” mató a este hombre, aunque fílmicas difundidas por la televisión solo recogen a dos hombres cuando mataban y descuartizaban al individuo, cuyos despojos fueron quemados. Este tipo de barbarie no puede continuar impunemente.

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