Hablemos de cultura

Hablemos de cultura

El país se apresta a elegir dentro de un año un nuevo presidente de la República. El nuevo presidente tendrá que enfrentar grandes  desafíos: educación, energía eléctrica, empleo, seguridad y ante todo deberá la nueva administración reducir los vergonzosos niveles de pobreza acumulada en nuestra sociedad. Pero, ¿a quién le importa la cultura? Parecería que hablar de cultura en una sociedad como la nuestra está fuera de tono. Sin embargo no es así. Y el problema de la cultura deben tomarlo en sus manos los artistas y los intelectuales.

En una sociedad en donde una mayoría vive inmersa en una ardua lucha por sobrevivir es lógico que no piense en este tipo de tema. Se sabe que la cultura es un bien que usualmente es consumido por sociedades que han dejado atrás las precariedades materiales; por eso, insisto, son los actores involucrados en los procesos de creación de bienes culturales quienes estamos en la obligación de impulsar proyectos, de reclamar inversión, de exigir el  cumplimiento de las leyes que benefician la actividad cultural.

Nuestra pobreza material no nos permite darle mucha importancia a lo relacionado con la cultura; pero para que una sociedad alcance niveles de desarrollo humano aceptables debe invertir en cultura, debe haber sectores preocupados por lo que acontezca en ese ámbito.

Cuando hablamos de cultura estamos hablando de libros, de música, de danza, de artes plásticas, de teatro. Esto si nos atenemos a la definición clásica del término, porque, según algunos teóricos, la cultura es algo más, es todo lo que hace una sociedad en torno a su actividad vital. En ese sentido, recientemente, el gran Mario Vargas Llosa se quejaba de que de acuerdo a sociólogos y antropólogos todos somos cultos. Sin embargo, el escritor demarcaba los campos de la acumulación de información y la cultura genuina; esto es, que hacía una clara diferenciación entre la gente que recibe muchos datos  e imágenes de manera constante y la gente que ha acumulado un acervo en materia de  la cultura que ha enriquecido la vida de los seres humanos a través de los siglos.

Estamos en campaña. Es hora de que la gente comprometida con su sector empiece a airear sus propuestas, sus ideas en torno a la problemática de los diversos sectores que forman el universo de la cultura. Pero ante todo es tiempo de que quienes estamos en un proyecto político demos un paso al frente y comprometamos al futuro presidente a asumir las ideas y programas que les presenten los artistas  de su proyecto. Es tiempo de cultura.

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