En el transcurrir del tiempo, los municipios y distritos municipales han ido en constante crecimiento, todos, sin excepción, de manera desproporcionada, como es el caso de los que conforman la provincia Santo Domingo.

Dicho crecimiento en infraestructuras públicas y privadas, se ha concitado al margen de la estructuración de espacios que puedan generar ambientes de dispersión, ejercicio, involucramiento cultural ciudadano, y porque no, deportivos.

Las principales ciudades del mundo, además de la generación de buenos ambientes para los inversores de grandes y medianas estructuras, incluyen la creación de parques adaptados a los nuevos requerimientos sociales y medio ambientales.

Un ejemplo muy puntual es el Bryant Park, ubicado en pleno Manhattan, específicamente entre la Quinta y Sexta Avenida de la ciudad de New York, rodeado de grandes torres empresariales, hoteles y edificaciones gubernamentales, sin embargo, su estructuración permite a los visitantes de manera segura poder hacer ejercicios a su alrededores, conectarse de manera gratuita a redes Wifi, hacer picnics en sus gramas naturales, exponer y leer libros, para Navidad, disfrutar de la belleza de las luces y actividades de la época. En fin, compartir en familia y con amistades. La adaptación al encendido y apagado de su luminaria no es precisamente necesaria, pues es New York la ciudad que nunca duerme, siempre hay movimiento por todo su entorno.

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Ahora bien, cuantos parques inteligentes o adaptados al respeto y armonía con el medio ambiente, en el uso de la tecnología y con circuitos de diversos tipos de ejercicios tenemos en Santo Domingo, la respuesta es solo una: ninguno.

Esto quizás asociado a la mentalidad de quienes dirigen las alcaldías en que su único rol es la recolección de los desechos solidos, que por demás se realiza de manera deficiente.

La Ley 176-07 que rige al Distrito Nacional y los municipios del país, instruye que las alcaldías deben crear, normar y dar mantenimiento a las áreas verdes, jardines y parques. Además del impacto de las unidades ambientales que deben estar diseñadas por zonas.

Los beneficios de tener parques inteligentes en diversos puntos de las localidades influyen en una mayor interacción social; prevención de delitos y conductas antisociales; actividades culturales, recreativas e inclusivas, así como pistas deportivas.

Todo esto sirve de significativo aporte a la salud mental de los ciudadanos, teniendo en definitiva un acertado impacto social, medioambiental y hasta económico.

Por otro lado, tenemos el ahorro de energía en comparación con los modelos actuales; garantiza la seguridad y comodidad para los usuarios; preservación del hábitat de la fauna local; iluminación inteligente interconectada; un parque más acogedor y agradable en las noches con zonas de descanso y convivencia; menor cantidad de emisión de CO2, pero también la inclusión del uso de materiales reciclables.

Las nuevas generaciones de jóvenes, ya existentes y por venir, irán demandando este tipo de espacios a los cuales seguimos al margen como si nada estuviese sucediendo.

Se hace necesario que las actuales autoridades municipales y las siguientes, siembren la esperanza de que si es posible contar con espacios, dígase parques, dentro de los barrios y sectores que respeten el medio ambiente, aporten a la inclusión tecnológica y social.

La desproporcionalidad con que han crecido Santo Domingo Este; Santo Domingo Oeste; Santo Domingo Norte, Los Alcarrizos, Bocha Chica y Pedro Brand, bien pueden ser amortiguados con nuevos modelos de parques inteligentes adaptados a cada realidad.