Se sabe que las papas fritas, los refrescos y las pizzas congeladas suelen abundar en sal, azúcar y grasa, pero los científicos tratan de descubrir si hay algo más en los alimentos procesados que pudiera hacernos daño.
Se ha vinculado el consumo de alimentos baratos producidos industrialmente con los aumentos de las tasas de obesidad en todo el mundo, pero los consejos de limitar su consumo no parecen demasiado útiles en vista de su conveniencia y de la gama creciente de productos que caben dentro de esa categoría.
Tres estudios recientes ofrecen pistas acerca de por qué conviene limitar su consumo, pero tal como sucede con otros estudios sobre los alimentos y la salud, los estudios destacan las dificultades que enfrentan la ciencia y los consejos nutricionales.
¿QUÉ SIGNIFICA “PROCESADO»? Casi todos los alimentos sufren algún tipo de procesamiento, sea el curado, el congelamiento, la molienda o la pasteurización. Aunque el procesamiento en sí no vuelve dañino a un alimento, el término “alimento procesado» tiene connotaciones negativas.
Para identificar con precisión los alimentos procesados que más los preocupan, los científicos elaboraron un sistema que agrupa los alimentos en cuatro categorías. Dista de ser perfecto, pero sostiene que los alimentos altamente procesados están compuestos sobre todo de ingredientes y aditivos industriales, y su contenido de alimento entero intacto es escaso o nulo.
Los refrescos, las galletas empaquetadas, la pasta instantánea y los nuggets de pollo son algunos alimentos altamente procesados, pero la categoría abarca también alimentos que parecen sanos, como los cereales para el desayuno, las barras energéticas y algunos yogures.
¿POR QUÉ SON MALOS LOS ALIMENTOS PROCESADOS? Los alimentos industrializados baratos están en todas partes: cajas de supermercados, gasolineras y máquinas expendedoras. Un pequeño ensayo clínico de cuatro semanas ayuda a comprender por qué eso probablemente eleva la tasa de obesidad.
Los investigadores de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés) hallaron que la gente ingería diariamente 500 calorías adicionales cuando consumía alimentos procesados que cuando recibía alimentos mínimamente procesados. Y eso sucedía incluso cuando la ingestión de grasas, fibras y azúcar era similar en los dos casos. Se permitió a los 20 participantes comer las cantidades que deseaban y se los internó en una clínica para vigilar su salud y conducta.
La mala noticia no termina ahí. En otro estudio basado en cuestionarios, los investigadores en Francia descubrieron que la gente que consumía más alimentos procesados mostraba una mayor probabilidad de padecer insuficiencia cardíaca. Un estudio similar en España halló un vínculo entre el mayor consumo de alimentos procesados y la mayor probabilidad de muerte en general.