No hay forma de justificar o explicar acciones que transgredan los limites de la propia naturaleza humana. No hay razones que justifiquen la forma de hacer el mal, no importa contra quien se realice, mucho menos si de privar de los derechos fundamentales e inalienables se trata. Hacer el bien es tan natural y humano, como antihumano no evitar el mal.
Los seres humanos conocen sus derechos naturales con mayor o menor dificultad y en grados diferentes, corriendo el riesgo de equivocarse aquí o en cualquier lado. El único conocimiento práctico que los humanos tienen en común, de una manera natural e infalible, como un principio que no necesita demostración, es que debemos hacer el bien y evitar el mal.
Cada uno de los seres humanos cree instintivamente en la verdad, y solo desea prestar su consentimiento a lo que cada cual reconoce como cierto y racionalmente válido. Pero las justificaciones racionales, difícilmente permiten crear un acuerdo entre las personas, porque son fundamentalmente distintas e incluso opuestas entre sí. Los problemas que se suscitan por las justificaciones racionales son dificultosos, y las tradiciones ideológicas o filosóficas de donde provienen, han estado en oposición y en contradicción por mucho tiempo.
El derecho natural es el conjunto de las cosas que se deben y que no se deben hacer. Que hay que observar de una manera rigurosa. La posibilidad de que se registren toda clase de errores y desviaciones en la determinación de tales cosas, solo prueba que la vista o la mente humana es débil, que su naturaleza es pobre, y que pueden corromper su juicio o entendimiento.
El derecho natural se entiende como un código no escrito, en el más profundo sentido de la palabra. Porque el conocimiento no es el fruto del libre concepto, sino el resultado de una idea limitada a las inclinaciones esenciales del ser, de la naturaleza viviente y de la razón, que actúan en el ser humano. Y porque se desarrolla proporcionalmente, hasta alcanzar el grado de experiencia moral e incluso autocrítico, así como de experiencias sociales, de que ha sido capaz el ser humano a lo largo de las diversas etapas de la vida.
Uno de los posibles errores de la filosofía sobre los derechos humanos, ha sido la de considerar al derecho positivo como una transcripción del natural, el cual se halla supuestamente prescrito en nombre de la naturaleza como el derecho positivo lo está en nombre de la sociedad. Olvidando que el inmenso campo de las cosas humanas, dependen en gran medida de las variaciones en las condiciones de vida social y de la libre iniciativa de la razón humana, y que el derecho natural deja indeterminado.
El derecho natural se relaciona con los derechos y deberes, los cuales están incluidos de una manera importante en el principio de hacer el bien y evitar el mal. Por lo tanto, los preceptos de ese código no escrito, son universales e invariables.
Su comprensión, aceptación y aplicación lograrían una sociedad más humana, justa y feliz.