Hacer posible la seguridad

Hacer posible la seguridad

Ningún plan contra la delincuencia, motorizada o no, llegaría lejos sin el respaldo de la colectividad que debe manifestarse con prevenciones a título personal que reduzcan la exposición a los malandrines y llevando a cabo la formulación de denuncias que faciliten las alertas y las persecuciones.

Una proporción de los delitos comunes suelen ser resueltos en muchos países porque a la policía le suministran pistas, generalmente transmitidas con reserva de identidad por gente de la colectividad que es constantemente agredida por malhechores. El descuido y el silencio insolidario por falta de civismo no deben facilitar las embestidas de antisociales.

Desgraciadamente, existe la cultura del linchamiento que motoriza turbas contra individuos a los que por confusión en los escenarios o por ser sorprendidos efectivamente in fraganti se les condena sumariamente a muerte, un salvajismo que va más allá del ojo por ojo.

Es cierto que la falta de consecuencias, vista como efecto de negligencias, blanduras o complicidades desde la vigilancia de la ley, ha estimulado la acción directa capaz de incurrir en hechos horripilantes.

Pero es hora de dar un paso hacia la autoprotección comunitaria con actuaciones que respalden a los debidos procesos sin intervención de verdugos. Dar oportunidad al principio de autoridad ejercido por órganos policiales, ministeriales y judiciales para que actúen con responsabilidad y eficiencia.

Visto bueno a las aduanas

La simplificación para el ingreso al país de mercancías, incluyendo materias primas a las que las industrias suman valor con productos terminados para consumos locales e incluso para reexportación, marca un hito en el campo del intercambio comercial. Unas aduanas ágiles, llanas y que no encarezcan costos por demoras, aportan eficiencia a la economía en términos generales.

El surgimiento del «Despacho en 24 Horas» desde depósitos portuarios va saludablemente en contra del énfasis estorbador que todavía aparece en una parte de la burocracia estatal. El empeño modernizador que encierra debe ser ejemplo a seguir para otros ámbitos de servicios públicos y de recaudaciones que por mal funcionamiento, influidos por inoperancia del clientelismo, arrojan más perjuicios que beneficios y hasta fomentan la evasión.

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