Hacer realidad la reforma policial

Hacer realidad la reforma policial

La necesaria transformación de la Policía Nacional ha sido uno de los propósitos más prometidos y en el que menos ha avanzado el país. El proyecto que consigna las reformas de ese organismo, que sigue atrapado en su esquema militar de origen, ha sido objeto de todas las modificaciones imaginables, sin que se haya logrado estructurar una ley orgánica que convierta a la institución en auténtica policía, capacitada y bien pagada, como requieren los tiempos modernos.

Es alentador que en procura de lograr los cambios, se haya logrado un marco de cooperación entre diversas entidades de gran prestigio, entre las que cabe destacar la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), en momentos en que el propio jefe de la Policía, mayor general Manuel Castro Castillo, testimonia que el organismo tiene 80 años de atraso.

Vivimos tiempos de grandes saltos tecnológicos en todos los ámbitos, incluyendo las malas artes. No es posible concebir que el organismo encargado de perseguir el delito acuse tanto atraso relativo, tanta desventaja ante un enemigo sagaz e impune, como es el crimen organizado. De los esfuerzos que se hacen en la actualidad tiene que brotar un proyecto definitivo para convertir el cuerpo represivo que tenemos en una auténtica policía. La voluntad del Congreso debe ser enfilada en esa ruta.

 Atención plena al asegurado

Las autoridades de la seguridad social y los especialistas médicos tienen que trabajar por acuerdos que le garanticen pleno servicio a los asegurados. La negación de servicios especializados y la exigencia de pagos extraordinarios, no contemplados en los contratos de servicio, son un signo evidente del deterioro que ha experimentado la atención facultativa que es parte elemental de la seguridad social.

Un aspecto clave a tener en cuenta en la búsqueda de acuerdos que garanticen la prestación de asistencia en salud es la revisión, actualización y ampliación del catálogo de servicios cuya cobertura debe garantizarse a todo trance. Hay que trabajar para encarar satisfactoriamente los costos de los servicios, de una manera que beneficie a las partes, en especial al eslabón más débil de la cadena, que es el asegurado.

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