Hacer tesoro en el cielo

Hacer tesoro en el cielo

LEONOR ASILIS
 “No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. «Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas,

y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran”… (Lucas 12: 32-) En el Evangelio de hoy (Lucas 12: 32-48) Jesús nos invita a hacer inversiones en el cielo. Nos hace ver que estos tesoros espirituales que vamos  acumulando en la tierra, a diferencia de los materiales no se deterioran ni corren el riesgo de ser robados.

Nos advierte sobre la caducidad de los bienes temporales y la excelencia de los bienes eternos.

También nos hace ver que debemos estar siempre listos a dar cuentas de nuestras acciones.

Y nuestras acciones para que sean buenas han de ser guiadas por Jesucristo. Todos tenemos en Él nuestro único maestro y a la vez somos condiscípulos de su escuela. Él nos instruye desde nuestro interior, nos inspira las buenas acciones a través del Espíritu Santo.

Cristo se hizo nuestro camino. Él es el camino.

No pertenezcamos a tres tipos equivocados en el andar: aquellos que están quietos, a los que retroceden y a los que andan fuera de Él. Seamos caminantes! No nos separemos de Él.

Es oportuno citar a San Agustín en este tema. Veamos:

“Elige la vida: Ama a Dios y desprecia las riquezas temporales. Mira con indiferencia todas las cosas humanas, ya que debes abandonarlas cuando menos lo pienses. Tu morada aquí no será perpetua, prepárate para la vida futura, menospreciando los bienes caducos de la presente. Si tienes muchas riquezas, usa de ellas para hacer el bien, si no las tienes, no las desees con apasionamiento. Eleva tu pensamiento y mandalo delate de ti. Lo que ahora tienes, empléalo útilmente para que vaya delante de ti adonde tienes que ir. Todos los días escuchas esa invitación: Levantemos el Corazón! Y como si lo entendieras al revés, cada día te apegas más y enfangas tu Corazón en la tierra.

Tienes riquezas? Obra el bien. No las tienes? Guárdate de murmurar contra Dios.

Escúchame, pobre: Que te falta si tienes a Dios?

Atiende, rico: Que tienes si te falta Dios?”(San Agustín).

 leonor.asilis@codetel.net.do.

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