“¡Hacernos el cojo sentao y el tuerto durmiendo…!”

“¡Hacernos el cojo sentao  y el tuerto durmiendo…!”

Herminio y Píndaro están ambos cortados por la misma tijera… Ambos han tenido que bajar el lomo durante muchos años, tratando siempre de no encontrarle los tres pies al gato y así poder crear las bases, porque buey viejo afinca bien el paso…
Mientras caminaban por un trillo monte adentro en al campo de La Cuaba, iban como quien no quiere la cosa… Como quien no dice nada, tirando piedrecitas y escondiendo sus manos… De sopetón, se ven empapados porque les cayeron encima burriquitos aparejados… De suerte que los dos estaban en plan de botar el bofe… Eso dizque el cansancio no existe es un cuento…. Así decían cuando se amarraban los perros con longaniza… Hoy, los dos están más pelaos que un plátano, pues se quedaron zapateros esperando a su amigo el Poeta de la Motocicleta, al cual habían invitado para hablar de La Pacoya….. Parece que el trabajo lo exprimió hasta el tuétano…
Con tó y tó, a Píndaro no le da nadie por los tobillos… Su autoestima está muy por encima de los demás –por lo menos eso se cree él-… Ese palo dao, ni Dios se lo quita, ya que puerco no se rasca en javilla y todos lo quieren y lo respetan… Sus pasos han trillado un trecho muy definido y sus huellas están llamadas a ser uña y carne por toda la vida… Aunque ambos quieran, ellos saben que no pueden tapar el sol con un dedo… La ventaja para ambos es que más altas son las palmas y los puercos comen de ellas…
A través de sus aventuras, han sabido nadar y guardar la ropa, disimulando cuando han tenido que hacerlo pero preservando gran habilidad para que el aprendizaje y acumulación de experiencias, no se les vaya por el camino viejo y se atraganten hasta olvidarse de la humildad que debe primar en ellos… Una vez ya vivieron la amarga experiencia en que ambos se salvaron en uña de gato, o por casualidad… Un afrentoso, o muy vivo, los engañó y se lo llevó tó… Fue una persona sin escrúpulos, pues pareció tragarse una sierra y ni se inmutó… Suerte que gente como esa no son más que las ánimas…
“Mira Píndaro –comenta Herminio-, tanto da la gota en la piedra hasta que hace un hoyo… Si mantienes tu firmeza y perseverancia, vas a lograr todo lo que te propongas… No te pongas tacaño contigo mismo, como si tuvieras hambre hasta en los huesos” … “¡Herminio, tienes boca de chivo –grita Píndaro-… recuerda que todo lo que brilla no es oro, pero las apariencias engañan… En este momento en que en nuestro país todo parece andar por el suelo porque nada tiene valor… sólo el dinero… prepárate para cuando algunos de tus amigos vengan a beber leche y a querer contar becerros, porque van a querer averiguar cómo es que nosotros nos mantenemos tan perceptivos y, al mismo tiempo, positivos… No acaban de entender que los dos estamos entrenados para cantarnos y llorarnos, obligándonos a resolver nuestros propios problemas… Porque, unas van de cal y otras van de arena, porque dicen que el bien y el mal suelen alternarse…”.
Parece que el aguacero que les había caído mientras caminaban les castigó y están empapados… Mientras secan su ropa al tetero del sol –porque una cosa dice el burro y otra el que lo apareja-, ambos se miran a los ojos y se transmiten entre ellos un solo mensaje: Hay un lugar para cada cosa… y cada cosa en su lugar… “Mira Píndaro- dice Herminio-…. Yo no soy santo de su devoción –refiriéndose a un amigo común que tiene boca de guábina… bocota grande-.. Él acostumbra criar y crecer palomas en su patio y eso azara… Es más –recalca-, ¡cuando su esposa le pide que le ayude en la limpieza, barre la escoba hacia fuera y eso se lleva la suerte!”… “¡Zafa! –grita Píndaro-… Vamos a dejarlo ahí.. En la próxima visita que le hagamos a nuestros lectores tocamos ‘La Pacoya’, pues esta vez si seguimos conversando nos va a dar un catarrazo, con el riesgo de pegárselo a otros… Mejor, vamos a hacernos el cojo sentao y el vecino tuerto durmiendo… barajando… amarrando la chiva…”.