Hacia 2015 con la fe en alto

Hacia 2015 con la fe en alto

El 2014 ha sido año de logros importantes para una sociedad que necesita superar el atraso. El espaldarazo a la educación, que es motor por excelencia de desarrollo, el apoyo a las mipymes, que son células vitales en el tejido económico, la atención a los pequeños productores del campo, los ensayos de transparencia en las compras y contrataciones públicas, y definiciones más precisas de nuestra política migratoria, son parte de los avances logrados. Somos un país más confiable para los negocios y el más favorecido en el Caribe en cuanto a inversión extranjera directa.

Desde luego, así como ha habido avances ha habido retrocesos. Mejorar la deteriorada seguridad pública sigue siendo un reto que transferimos a la lista de tareas para 2015 y más allá. La violencia, con el feminicidio como una de sus aristas más desgarradoras y la permeabilidad de las instituciones ante el empuje brutal del crimen organizado y el negocio de las drogas, son inocultables máculas que tenemos que lavar con nuestros mejores esfuerzos.

Aún con esas altas y bajas, el 2015 se nos presenta promisorio. La caída de los precios petroleros mejora las expectativas de crecimiento de la economía, fortalece su estabilidad y alivia la presión sobre las finanzas nacionales. Esto amplía las posibilidades de mejorar la inversión en ámbitos esenciales como salud, seguridad social, transporte y desarrollo humano. El panorama energético, con un pacto en perspectiva que moldean Gobierno y sector privado, se anota entre uno de los logros a perseguir para 2015.

En el plano político sigue siendo preocupante el hecho de que la erosión en otrora robustos partidos del sistema se inscribe como un factor que perturba el equilibrio democrático. Como año pre-electoral, el 2015 habrá de ser escenario de definición de candidaturas y fórmulas con miras a las elecciones de 2016. Preocupa la posibilidad de que el gasto público llegue a ser instrumento para torcer voluntades políticas, toda vez que seguimos, por tozudez de los políticos, sin el necesario moderador que sería la ley de partidos.

En resumen, los dominicanos estamos en una posición socio económica que justifica que vayamos hacia el 2015 con la fe en alto, con sobrio optimismo. Y habida cuenta de que tenemos un robusto marco jurídico y suficientes instrumentos legales, solo nos hace falta asumir los retos del porvenir con la suficiente voluntad política para impulsar el progreso y el bienestar.

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