¿Hacia dónde nos dirigimos?

¿Hacia dónde nos dirigimos?

Hay consenso de que la actual crisis tiene su origen en el exceso de gastos y deuda pública de los gobiernos de Leonel Fernández (2005-2012). Con poco crecimiento, aumento del desempleo y pobreza pagamos el error. En el mediano plazo la situación tendrá salida, porque no hay fiesta gratuita, mientras en el corto plazo el gobierno debe mantener la prudencia en el gasto total y ejecutar las inversiones programadas; lo que no se tiene no se gasta, para evitar que aumente la elevada deuda pública como porcentaje del PIB. Para la creación de empleos productivos debe seguir apostando a las pequeñas y medianas empresas.

Como una buena proporción de deuda pública es en pesos, se podría pensar que la devaluación de 8.8% (agosto 2013/2012) es buena para superar la crisis de deuda. En parte es cierto, el problema se transfiere a las familias, empeora su presupuesto; con reducción del salario real paga el costo, neutralizando el aumento del salario mínimo nominal de 14% retroactivo a junio pactado con empresarios.

El ahorro de familias y empresas debería estar en pesos por el incentivo del mayor rendimiento ofertado por el Banco Central, pero como la economía está dolarizada la depreciación aumenta la demanda de dólares. Como es importante la canasta de bienes importados que consumimos, considerable es el traspaso de la devaluación a los precios, el porcentaje podría llegar a 50%; en ese escenario, la devaluación de 8.8% aumentaría los precios en 4.4%. Como el ingreso al mes de un hogar pobre promedia RD$20,777, pierde mensualmente 935 pesos y 11,220 pesos al año. Eso es mucho, porque la población dominicana es joven, con baja propensión al ahorro, lo demuestra la reducción del ahorro interno como porcentaje del PIB, de 11% en 2005 a 6% en 2012. El menor ahorro interno aumenta la necesidad de deuda externa para financiar la economía. 

China redujo la inflación mundial cuando abrió su economía, inundó el mundo con productos elaborados con bajos salarios, es decir, exportó trabajo sin que su población emigrara. Para no perder contratos de zonas francas, la política salarial del país tuvo la de China como referente y como actuaron los vasos comunicantes, esa política de bajos salarios se extendió al resto de los sectores de la economía, explicando en parte su actual retraso y los exagerados beneficios empresariales. Como no hay estadísticas oficiales sobre la productividad laboral sectorial, ha servido de excusa para no aplicar la vieja teoría de que salario y productividad van de la mano. La queja justificada del Presidente Medina, sobre la pobreza del salario real, y la afirmación del Banco Central de que es la principal causa de la pobreza, deberían servir para poner en práctica políticas que cambien la desigualdad en el mediano plazo.

El poco crecimiento y la depreciación del peso que reduce el salario real sugieren retirada de capitales. Aunque debería ser al revés, la subasta de notas de renta fija por RD$1,500 millones de mañana martes, podría aumentar la demanda de dólares y la depreciación, reduciendo más el salario real. Para evitarlo, el Banco Central debería anunciar que pone en marcha un programa de intervención, tiene reservas para hacerlo, hay que defender el peso.

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