¿Hacia dónde nos encaminamos?

¿Hacia dónde nos encaminamos?

Por más vueltas que se le dé al trompo, la profunda crisis financiera de Estados Unidos repercutirá – indefectiblemente – en nuestra economía.

Con blindaje o sin él, los vientos huracanados del tsunami que azota a los norteamericanos llegarán a nuestras costas e inundarán de lodo cloacal todos los estamentos de la sociedad.

Las falsas ilusiones cuanto hacen es crear espejismos entre una población ya acostumbrada a tiempos de bonanzas, y presa fácil del endeudamiento irresponsable.

No hay que poseer un máster en economía para darse cuenta del momento delicado por que transitan gobierno y pueblo estadounidense.

Desde luego que ningún dominicano que ame a su patria puede desear lo peor para una nación merecedora de un mejor porvenir.

No es descartable, sin embargo, una reducción de las remesas de la diáspora, como tampoco del número de turistas que proceden de los importantes mercados estadounidense y europeo.

Hace apenas cuatro días se reportaba un aumento significativo en las solicitudes de subsidio por desempleo en la nación americana, elevándose a 497 mil, la cifra más alta desde septiembre de 2001.

El desempleo registrado en España, donde residen unos 130 mil criollos, subió en 95,367 personas en septiembre.

El número de viajeros por los aeropuertos nacionales descienden y el negocio del espectáculo manejado por quisqueyanos en la Babel de Hierro registra poca demanda de público.

Esos datos aislados no pueden generar alarma, pero sí ponernos en sobreaviso.

¿Es suficiente el blindaje interno?

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