HACIA DÓNDE NOS LLEVA EL CONSUMISMO

HACIA DÓNDE NOS LLEVA EL CONSUMISMO

Hoy en día, el sistema comercial pone al alcance de las personas todo tipo de productos y bienes para el consumo, desde lo más básico, como alimentos o prendas de vestir, hasta lo más extraño, como cascos de ciclista que pueden sujetar termos de agua.
El consumo como concepto no hace referencia a nada dañino. La Real Academia Española (RAE) lo define como el simple hecho de comprar para satisfacer necesidades o deseos. El problema llega cuando este ejercicio se vuelve patológico. Entonces, ya no es consumo, sino de consumismo.
La RAE lo explica como la tendencia inmoderada a gastar o adquirir bienes no siempre necesarios”.
Los peligros de la sociedad de consumo. En una sociedad en la que todo o casi todo está orientado a la adquisición de productos, las consecuencias de un consumo desordenado y patológico podrían conducir a un deterioro de la vida familiar, tanto afectiva como económicamente.
La mayor parte de los estudios sociológicos, incluyendo uno realizado por la firma consultora internacional EY, señalan que entre las causas de la adición al consumo se encuentran la existencia de un sujeto consumidor de personalidad característica, definida como caprichosa, egoísta e impulsiva; una insatisfacción personal por la falta de alicientes vitales; un alto grado de credulidad ante los mensajes publicitarios y una aceptación de ciertas creencias, como que el prestigio personal depende de llevar una marca publicitaria en concreto, o de la cantidad de cosas que se pueden comprar.
¿Cómo compran los dominicanos? El hábito del consumo ha tenido un impacto directo en el carácter psicológico de los dominicanos.
En ese sentido, el Instituto Nacional de Protección de los Derechos de Consumidor ha realizado varios sondeos sobre el comportamiento de consumo de los dominicanos en diferentes fechas, incluso en algunas festividades foráneas como Black Friday, (Viernes Negro), cuyos resultados fueron los siguientes:
El 94 % de la población encuestada conoce sobre la celebración del último viernes de noviembre de cada año, el 62 % ha comprado en años anteriores durante la celebración de este día.
Más de 30 % de la población consultada dijo que estaba dispuesta a gastar de cinco mil a diez mil pesos, de los cuales el 69 % pagará en efectivo, el 16 % con tarjetas de crédito, un 8 % con financiamientos o pagos fijos. Un 4 % desconoce cómo pagará y el 3 % utilizará su tarjeta de débito.
Sorprendentemente, 70 % de las personas no tenía claro qué necesitaba comprar, pero estaban seguros de que iban a comprar algo en Black Friday.
Daños a la salud mental. El Departamento de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido sobre los daños a la salud emocional que causa la adicción a las compras.
El organismo de salud explica por qué puede llegar el consumismo a ser una verdadera adicción y por qué lo utilizamos como método de evasión.
Los trastornos adictivos abarcan un amplio espectro de problemas relacionados con sustancias tóxicas, pero además también existen las llamadas “adicciones sociales”, que son las que se producen por conductas y comportamientos de los que las sufren.
“Cualquier actividad que sea muy gratificante para el que la haga, puede convertirse en adictiva, aunque siempre dependerá del modo en el que se lleve a cabo, así como de la presencia de algunos factores de riesgo”, resalta.
Las compras “consumistas” no son una excepción a todo esto y pueden llegar a constituir un problema clínico de falta de control del impulso, además de ocasionar perjuicios en otras áreas de la vida de la persona.

La razón de ser de este potencial adictivo reside en el efecto que produce comprar en el estado emocional del ser humano. “Un adicto a las compras tiene el deseo intenso de hacerse con un artículo sin ser necesario, es decir, el llamado “capricho” y, en la mayoría de las veces supera las posibilidades económicas. Esta actividad no se planifica, ya que se decide sobre la marcha y tiene carácter impulsivo”, explican especialistas colaboradores de la OMS.
Una tesis parecida a la del órgano de salud internacional es la del José Antonio Tamayo, psicólogo del Centro Activa Psicología, de Madrid, quien es una entrevista con la agencia de noticias EFE, explica que hay factores externos que alimentan este tipo de comportamiento.
Señala que cuando se compra un objeto anhelado, se experimenta una gran excitación emocional. De hecho, cuanto mayor sea el tiempo de espera hasta que la persona se hace con el producto, más aumenta la intensidad del deseo.

“Asimismo, hay otras circunstancias, como los conflictos familiares o laborales o la simple monotonía, que pueden contribuir a reforzar el comportamiento consumista y a aliviar los estados desagradables como la ansiedad y la tristeza”.

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