¿Hacia dónde nos llevan?

¿Hacia dónde nos llevan?

JOSÉ R. MARTÍNEZ BURGOS
Los políticos en su generalidad siempre tienen problemas y la mayoría de las veces se los buscan por inventarse cosas para salir en los periódicos criticando a sus adversarios.

Por eso siempre lo que exponen son ocurrencias y luego tienen que tratar de convencer a las gentes tranquilas.

La mayoría de las veces tienen o creen contar con la amnesia general de los ciudadanos y se van por la tangente; principalmente en este período electoral, que nuestras ciudades ofrecen un aspecto, que nos hace dudar si nos encontramos en un proceso general de construcción (salvo el Metro) o en presencia de un bombardeo o el paso de un huracán. Y esto así porque el cemento, el hormigón y el asfalto constituyen las cartas credenciales para presentarse a la absurda y siempre trágica reelección. Estamos frente a un embotellamiento de las obras públicas, que hemos heredado de Balaguer o tal vez de los conquistadores españoles o quizás de los romanos.

En cambio, ni en los discursos políticos del candidato oficial ni en el de los allegados al poder, ni en la realidad nacional se ven signos de interés por la innovación o la investigación o la enseñanza, es que por desgracia, los políticos saben que al dominicano le gusta el bulto, lo máximamente concreto y desconfía de los conceptos y las ideologías y jamás han demostrado amor por las ciencias, por estar demasiado ocupados en manipular la opinión pública y confundir la modernización con las maniobras de engaño a los más débiles. Por eso he dicho entre amigos que lo peor que le puede pasar a nuestro país sería que apareciera petróleo, si no lo creen, mirémonos en el espejo de Venezuela, de Ecuador y México, por citar solo a estas naciones y observemos a Finlandia, solo tiene bosques y nieve, pero está en primer lugar en innovación tecnológica. Necesitamos incentivar una sociedad para el conocimiento y darnos cuenta que es necesario empujar la energía de los talentos humanos y olvidarnos por completo de los políticos y sus ventas de ilusiones irrealizables. Lo más importante ahora no son las elecciones, ni las cámaras legislativas y la reforma de la constitución ni mucho menos lo que diga el FMI, lo más serio ahora mismo es la educación, la investigación y el aprendizaje. Todos debemos poner nuestro esfuerzo y nuestro tiempo en esas actividades y así volveremos a ser un verdadero país. Aún estamos a tiempo para salvarlo. Hagamos el intento, que Dios nos premiará.

e-mail:jrmartinezbur@codetel.net.do

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